23/1/24

Madrid, Nebraska, un libro de culto fallido que merece la pena leer

Preciosa portada
Las antologías de narrativa breve concebidas bajo algún criterio, ya sea de tipo temático o de índole temporal o espacial, suelen revestir un elevado interés, al menos para mí, porque ofrecen diferentes puntos de vista sobre una misma cuestión y una amplia variedad de estilos y formas de narrar, resultando en obras variadas y estimulantes, siempre que los cuentos recogidos posean una suficiente calidad general. Estas recopilaciones tienen además otra virtud, y es el descubrimiento de nuevos autores. Por ejemplo, gracias a que en la universidad me mandaron leer una antología que llevaba el elocuente título de Cuentos de amigas, descubrí a Soledad Puértolas, una autora muy reconocida pero a la que tal vez yo no habría llegado por mí mismo.

El volumen Madrid, Nebraska, publicado en 2014 por Bartlevycumple bastante bien con todas estas funciones. Los criterios de la selección quedan claros en el subtítulo: Estados Unidos en el relato español del siglo XXI, y ha resultado muy satisfactorio acompañar a cada autor en su propuesta narrativa en torno a aquel lejano país imperial con pies de barro que tanto ha influido en la cultura de cada rincón del planeta. Además de esto, también me ha permitido descubrir algunos autores que me han llamado la atención y de los que sin duda leeré al menos una obra más. 

Lo que por desgracia no se ha conseguido es convertir esta antología en un libro de culto. Desde la preciosa portada, hasta el objetivo de homenajear a los grandes narradores useños del XX, pasando por el espíritu del proyecto, la vibración que transmite... todo indicaba que sí, que su destino era llegar a transformarse en una obra muy apreciada entre los amantes de las buenas rarezas literarias que nunca caerán en el olvido. Desconozco si esta era una de las ambiciones de los editores, pero, en mi opinión, es muy probable que se hubiera logrado si la calidad media de los relatos hubiese sido un poco mayor. 

París, Texas... Madrid, Nebraska,
joder, el título es una genialidad.
En términos generales podría decirse que ninguno de los cuentos es un desastre (bueno, quizás uno...), que hay cuatro o cinco que están realmente bien, que no hay ninguno que sea una auténtica maravilla que te deja marcado para toda la vida (algo que por otro lado es ya muy difícil que suceda) y que hay una gran masa de relatos que, sin ser basura, me han resultado intrascendentes.

Quisiera hablar un poco solamente de aquellos que me han parecido mejores, porque a nadie le sientan bien las críticas negativas y yo tampoco quiero ganarme enemigos, la verdad, que estoy en un momento muy zen de mi vida; además, a quién le importa saber algo sobre los relatos que me han parecido flojos, lo interesante en todo caso será saber cuáles son los mejores, por si a alguien le apetece leerlos o buscar otras obras de sus autores. 

No voy a meterme mucho en el relato de Gonzalo Calcedo, ya se sabe que este hombre es muy apreciado por aquí. De él han incluido un cuento que, siendo bueno, no se encuentra entre sus destacados, y que, lógicamente, proviene de su libro El prisionero de la avenida Lexington, en el cual todos los relatos están ambientados en Nueva York y que tampoco se encuentra entre sus mejores libros (os dejo aquí un poderoso análisis temático que hice en la universidad sobre uno de los cuentos de este libro, precisamente el que da nombre al volumen). 

Ni cotiza que este libro
va a caer en 2024
El relato que más me gustó fue El arma de Dios, cuento de carretera, de Pedro Sorela, por su prosa elegante y por su sorprendente originalidad debida a la naturaleza de los personajes y al ambiente de distopía kafkianorwelliana capitaneada por un enigmático gran hermano yanqui que controla el tiempo atmosférico desde su canal de televisión. Si con esta mini reseña no te vuelves loco por leerlo no sé qué más puedo hacer.  

Otro relato que me pareció formidable, aunque por motivos muy distintos fue Mail Pride Chicago 2008, de Óscar Esquivias. Esta historia destaca por su genial y fresco humor, mostrándonos las estrambóticas aventuras de un cartero que tiene que viajar a Chicago para representar a España en unas ridículas competiciones deportivas. La verdad es que me quedé con muchas ganas de leer más relatos de este hombre.

Esos dos son los únicos cuentos que me han gustado lo bastante como para seguir a sus autores, pero querría hacer algunas menciones especiales. Una es para Paula Lapido, que ofrece una divertidísima historia titulada Peter Parker y la crisis de la mediana edad; las otras son para dos relatos que tienen en común la brevedad, un rasgo que valoro muchísimo. Uno es Valle, Arizona, de Sergio del Molino, un breve cuento de apenas cuatro páginas bellamente escrito y con final impactante. El otro es Víctima número trece de Jesse Johnson, de David Ruiz, con una extensión casi idéntica al anterior y en el que destaca su crudeza, el retrato psicológico condensado de los protagonistas y el final inesperado.

Si me preguntan si merece la pena leer Madrid, Nebraska diré que sí, que merece la pena, que podría haber sido un mejor libro pero también podría haber sido peor y que las buenas historias que contiene consiguen tirar del carro de las regularcillas, ofreciendo un conjunto bastante decente. Si queréis comprarlo, como siempre, os animo a que lo hagáis a través de este enlace porque así Amazon me dará una pequeña comisión.

16/1/24

Nueve libros que marcaron mi existencia

Las listas (de libros, de artículos, de películas…) son una de las señas de identidad de este blog. Si os fijáis en la columna de etiquetas, a la derecha, veréis que he publicado ya casi treinta entradas basadas en este apasionante tema. Algunas listas vienen de fuera, pero otras son totalmente originales (en los sentidos 2 y 6 que ofrece la RAE). Así, en su día me inventé la lista de Las mejores listas de libros y la lista de Los libros más recurrentes en listas de libros. Hay que ser un poco obseso de las listas para publicar cosas así, pero es que además yo cree la ciencia de la Listología, ofreciendo una lista definitiva y bastante 100tífika de la mejor literatura en lengua española. 

Sin embargo, hace ya como dos años y cuatro meses que no publico ninguna lista y he pensado que estaría bien comenzar 2024 ofreciendo alguna que resulte novedosa, sugerente y que aporte valor. Así pues, estuve rumiando esta idea durante algunos días y se me ocurrió que podría ofrecer una lista con algunos de los libros que más me hayan marcado por el motivo que sea. Es cierto que esta no es la idea más original del mundo pero también es verdad que el resultado va a tener un toque profundamente personal, pues para elaborar este contenido voy a sumergirme en los recuerdos y sensaciones que me despierten los aproximadamente 700 libros que he leído a lo largo de mi existencia (sí, los tengo casi todos apuntados en una tabla de Access) para tratar de entregaros nueve recomendaciones con la ambiciosa esperanza de que al menos alguna de ellas pueda aportar una gota extra de sentido en vuestras vidas. 

Dos últimas cuestiones antes de comenzar. Como ya he dicho, esta es una lista de libros que me marcaron de algún modo y por algún motivo, por tanto, no es una lista de los que yo considere necesariamente los mejores libros que he leído, los mejor escritos o los más interesantes. Además de esto, querría decir que todos los libros de la lista los leí hace muchos años y no tengo tiempo para ponerme ahora a releerlos, por lo que mis comentarios no van a ser tan minuciosos como si acabase de terminarlos. 

Ahora sí, entremos en materia. 

1984, GEORGE ORWELL

Escuché hablar de este libro por primera vez en la universidad, creo que en una asignatura llamada Estructura Económica Mundial. No sé en qué contexto (ojalá recordarlo) el profesor dijo algo como «¿Conocéis esa novela en la que el estado tiene cámaras dentro de las viviendas?» y que yo pensé algo «Dios mío, tengo que leer ese puto libro ya». Sin duda esta maravillosa novela cambió mi vida, pues a partir de ella empecé a convertir la lectura en un hábito y descubrí el universo de la ciencia-ficción. Por añadir algo más, recuerdo que cuando estaba a punto de terminarla me pregunté «¿y ahora qué voy a hacer con mi vida?». Curiosamente no la he releído, soy un patán.

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UNA BREVE HISTORIA DE CASI TODO, BILL BRISON 

Este ladrillo de divulgación científica constituye el más alto gozo imaginable para un cerebro medianamente inquieto. Por desgracia no recuerdo casi nada, o, tal vez haya interiorizado un montón de conocimientos y ya no sepa que provienen de allí. En cualquier caso, recuerdo una sensación de asombro constante mientras recorría sus páginas, de verdad, hay que leer este libro como sea.



FALSO MOVIMIENTO, ALEJANDRO GÁNDARA

Me mandaron leer esta novelita juvenil en el instituto y me cautivó. Imagino que mi yo adolescente, que todavía no había salido mucho de jarana, debió sentirse fascinado al acompañar al protagonista por las calles de la noche madrileña en busca de su hija y del novio de esta, recorriendo los bajos fondos de la ciudad e interactuando con lo mejorcito de cada casa. Una relectura efectuada hace cuatro o cinco años me resultó algo decepcionante, pero desde luego no pudo quitarme el estremecimiento púber que recorre mi piel cada vez que evoco aquel primer acercamiento a sus páginas. 

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¿QUIERES HACER EL FAVOR DE CALLARTE, POR FAVOR?, RAYMOND CARVER

Creo que conocí a Raymond Carver porque alguien me dijo que uno de mis poemas le recordaba a uno de los suyos. Seguramente movido por la curiosidad me acerqué a la biblioteca y busqué sus libros, descubriendo con sorpresa que casi todos eran de relatos cortos y no de poesía. Me llevé este, que tiene un título tan feo (en el original también se repite el please, no es que sea una mala traducción) y desde que leí la primera historia prácticamente no pude parar hasta terminarme sus seis o siete libros de relatos. Entonces me quedé huérfano de cuentista favorito hasta que el destino puso en mis manos un relato de Gonzalo Calcedo, del que hablaremos después, quien tiene una obra de más de veinte títulos que va engrosando casi cada año y que yo voy racionándome como provisiones en mitad del apocalipsis. 

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ECONOMÍA LIBERAL PARA NO ECONOMISTAS Y NO LIBERALES, XAVIER SALA I MARTÍ

Este seguramente sea el libro más controversial de la lista porque las cuestiones políticas y económicas generan una gran cantidad de polémica, ya que nos cuesta mucho aceptar que otras personas no piensen exactamente igual que nosotros. Yo, por mi parte, por ejemplo, discrepo enormemente con el autor en la cuestión catalana, pero no por ello voy a dejar de mencionar aquí su obra, ya que fue muy relevante en mi vida. A mí este libro me arrancó, muy a regañadientes, por cierto, del espectro ideológico izquierdista, y fue así porque me hizo entender que las personas de derechas no tienen por qué ser mala gente y que la economía no es un juego de suma cero. En fin, que me da igual si eres de izquierdas o de derechas, no te voy a juzgar por tus ideas (salvo que sean muy locas e impliquen genocidios, cosas con menores, etc.) pero seas como seas te recomiendo que leas libros que contradigan lo que piensas. Yo empecé a hacerlo con este y mi vida mejoró una barbaridad. 


SE BUSCA UNA MUJER, CHARLES BUKOWSKI

Este fue mi primer acercamiento a la obra de Bukowski. Su forma de escribir me gustó tantísimo que cometí el error de tratar de imitarla, algo que por fortuna logré corregir con el tiempo. Durante años estuve obsesionado con sus libros y hoy en día sigue siendo el autor del que más obras he leído (18) empatado con Miguel Delibes (y eso porque hice el TFM sobre el vallisoletano y tuve que meterme un porrón de sus novelas y ensayos). 


ESPERANDO AL ENEMIGO, GONZALO CALCEDO

Tal vez este libro no debería estar aquí y su lugar habría de ser ocupado por el volumen Noche de relatos 11, publicado por la cadena de hoteles NH, que es donde realmente descubrí de chiripa a Gonzalo Calcedo, gracias a una historia titulada Donde vivimos y que curiosamente es muy distinta al resto de su obra, pues contiene elementos sobrenaturales. Aquel increíble cuento de fantasmas y piscinas me fascinó sobre todo por lo mucho que me recordaba a Raymond Carver, del que como ya dije, había agotado toda su narrativa, sintiéndome en el desamparo literario más completo. Así pues, busqué algún libro de este palentino del que nunca había oído hablar y fui a dar con Esperando al enemigo, su primer volumen de cuentos publicado, el cual me encantó y terminó de atar mi existencia a la de este hombre para siempre. He de decir que no es ni mucho menos su mejor libro de entre los que he leído hasta la fecha (13 de 21) pues cuando lo escribió todavía poseía un estilo un poco parco y no había desarrollado toda la grandeza de su prosa actual, siendo muy superiores Las inglesas y Necios y ridículos. Querría dejar claro que en absoluto pretendo transmitir la idea de que Gonzalo Calcedo sea un imitador de Raymond Carver. De hecho, él admira mucho más John Cheever y es probable que sea deudor de este en mayor medida. Además, desde mi punto de vista, con el tiempo Gonzalo Calcedo ha ido desarrollando poco a poco un estilo original en el que lógicamente siguen notándose las influencias del cuento breve norteamericano pero donde resuena cada vez con más fuerza su propia voz de narrador extraordinario. 

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HIJO DE JESÚS, DENIS JOHNSON 

Este libro me dejó medio drogado durante semanas por la hipnótica fuerza poética de su prosa, hasta el punto de que, desde que lo leí, albergo la intención de escribir algo inspirado en él (vamos, tratando de imitarle sin cantearme demasiado). Lo cierto es que no recuerdo casi nada del contenido salvo que es un libro de relatos protagonizados por el mismo personaje, al que acompañamos por diferentes escenarios en los que lo real y lo fantástico se combinan con la facilidad de lo inevitable. En fin, no puedo decir mucho más porque casi no me acuerdo, pero si estás leyendo esto hazme caso, por favor, y hazte con esta joya.

HIJOS DE LA IRA, DÁMASO ALONSO

He aquí el único representante del género lírico en esta lista. Mi historia con Hijos de la ira es curiosa porque lo leí hace muchísimos años cuando estaba tratando de acercarme al mundo de los versos y recuerdo que no entendí absolutamente nada, pues mi cerebro estaba muy virgen y, mi léxico, muy despoblado. Sin embargo, volví a leerlo durante la carrera, cuando estudiábamos la literatura de los años cuarenta y, si hubiera que transcribir en una frase lo que sentí al leerlo, esta sería algo como «Dios mío qué es esta putísima maravilla». De hecho, los poemas que Dámaso Alonso plasmó en estas páginas desgarradoras me empujaron a escribir algunos poemas que yo plasmé en mi propio poemario, Lo peor. En mi poema Resurrección es donde se ve más clara la influencia. También le dediqué este artículo de extractos donde puedes apreciar un poco de su tenebrosa grandiosidad.