26/10/18

Cómo aprobé Morfología con Mario García-Page

Durante el pasado curso 2017/18, descubrí el término constante macabra, acuñado por el investigador André Antibi, y que se refiere a un fenómeno por el cual ciertos profesores suspenden a un elevado número de alumnos con el objetivo de imbuirse de una suerte de dudoso prestigio académico. Yo estaba preparando la asignatura Morfología de la lengua española, del segundo curso del Grado en Lengua y Literatura Españolas de la UNED. Alarmado por el alto porcentaje de suspensos que mostraban las estadísticas de esta materia (en torno al 80% de los que se presentaban), me puse a investigar por Internet y fui a dar, nada menos, que con una petición de Channge.org para que se cambiase el sistema del examen de la asignatura impartida por el catedrático Mario García-Page. Fue allí donde me topé con el impactante término del que vengo hablando.

Sinceramente, yo no tengo la total certeza de si podemos o no hablar aquí de constante macabra. Muchos alumnos asegurarían que sí, pues para ellos, esta asignatura se ha convertido en un quebradero de cabeza que está amargando su paso por unos estudios que los apasionan en términos generales. He leído casos de personas que han optado por dejarla aparcada para ir aprobando el resto de asignaturas y, finalmente, graduarse habiendo tenido que pedir la convocatoria de gracia. Sin embargo, creo que únicamente estoy legitimado a hablar desde mi propia experiencia, máxime en una universidad como la UNED, en la que el contacto con otros alumnos y con los profesores es menor al no haber clases presenciales (en mi caso concreto, el contacto es prácticamente nulo). Y, mi experiencia, por fortuna para mí, no ha tenido nada que ver con la de algunos de mis compañeros. Quiero dejar claro que con esto no pretendo defender ni atacar al profesor ni a los alumnos. Simplemente voy a dar mi opinión sobre las causas del problema que se ha generado en torno a esta asignatura y a explicar qué hice yo para aprobarla, por si de este modo mi testimonio pudiera servir de ayuda a la hora de encarar con éxito el estudio. 

En la mayor parte de los conflictos que se generan entre grupos sociales, la culpa no suele encontrarse al 100% en uno de los dos bandos, y creo que este caso no es una excepción. Considero que, ni el profesor es un ser malvado que disfruta amargando la carrera a sus estudiantes, ni los alumnos son unos vagos que no se esfuerzan lo suficiente. En mi opinión, la causa del elevado número de suspensos se encuentra en la confluencia de tres hechos:
  1. Es una asignatura más difícil de lo normal.
  2. El profesor es más exigente de lo normal.
  3. Se da por sentado que, al empezar la asignatura, estamos en posesión de unos conocimientos sobre gramática mucho más elevados de los que realmente tenemos. 

Si estoy en lo cierto, lo que tendremos que hacer para aprobar, o, al menos, para maximizar las posibilidades de hacerlo cuanto antes, será:
  1. Dedicarle más tiempo de lo normal. 
  2. Fijarnos en los detalles más de lo normal. 
  3. Conseguir esa base de conocimientos que se espera que tengamos. 

Sobre el tiempo, esta es una asignatura de cinco créditos, los cuales equivalen a 125 horas de trabajo. Por si os puede resultar orientativo, yo conseguí sacar un nueve y para ello le dediqué unas 15 horas a principio de curso, pues decidí no presentarme en febrero, y unas 135 durante el verano, para la convocatoria de septiembre, es decir, un total de unas 150 horas. Debes tener en cuenta que, en las 125 horas que se espera que le dediquemos, no se incluyen las necesarias para lograr los conocimientos de gramática que se espera que tengamos.

Respecto a los detalles, hay que tener en cuenta que el profesor da muchísima importancia no solo a la presentación y a la corrección ortográfica y gramatical. También debes expresarte con claridad, propiedad y precisión y, muy, muy, muy importante, repito, muy importante, cuidar el metalenguaje como si te fuese la vida en ello. No es difícil, pero debes prestar mucha atención. Esto es, por ejemplo, que aquello que se escribe en cursiva cuando va impreso, tú debes ponerlo subrayado en el examen. No hacerlo es como tener faltas de ortografía y hay gente que ha suspendido por ello. Observa bien cómo procede el profesor y hazlo tal cual (símbolos, guiones, cursiva-subrayado...). Sobre todo esto encontrarás más información en el campus virtual. Otro aspecto a tener en cuenta es no ver las cosas por encima, sino en profundidad. Por ejemplo, puede que te quedes con que los gentilicios se construyen añadiendo un sufijo a la raíz del topónimo, y así es en general, pero te puede caer una cuestión de verdadero o falso que pregunte si existen excepciones (las hay, las hay, por ejemplo, trabuqueños es el gentilicio de Morón de la Frontera, rabosses, el de Lucena del Cid y carioca y fluminense son respectivamente los de Río de Janeiro ciudad y Río de Janeiro estado). Otras preguntas de precisión que te pueden caer son, por ejemplo, el superlativo de alto (supremo) o el ordinal de quinientos (quingentésimo).


Bien, sobre cómo obtener una buena base, te voy a decir lo que hice yo. En el manual básico de la asignatura, Cuestiones de morfología española, hay una sección de bibliografía básica comentada. En mi caso, comencé por el Manual del Curso básico de lengua española, temas 4 al 8, donde se da un buen repaso a todas esas cosas de lengua que aprendiste en el instituto hace como 55 años. Está todo muy bien explicado y sirve como primera toma de contacto con la segmentación morfológica de palabras (además esta parte del libro fue elaborada por el propio Mario García-Page). Te recomiendo que no veas solo los temas 4-8, sino también los de sintaxis, pues te puede ayudar a ir asimilando el asunto de los adverbios, adjetivos y pronombres relativos, que pueden ser un poco bastante jodidos de identificar, tarea que se facilita si entiendes su función dentro de las oraciones complejas. 

El siguiente paso que di fue meterme con el manual Ejercicios de gramática y expresión. Es un libro muy bueno, casi imprescindible para aprobar. En un momento dado podrías saltarte el del párrafo anterior, pero no te recomiendo que ignores este, el GRAMATOCHO, como lo bautizó muy acertadamente una compañera. Lo que Page indica es que se estudie la tercera parte, que se compone de un tema dedicado a las categorías gramaticales y otro a la estructura de las palabras. Además de estos, yo te exhorto a que estudies el tema sobre los valores de se. El GRAMATOCHO, aparte de explicar todo muy bien y en profundidad, cuenta con un montón de ejercicios con soluciones.

Ahora, y solo ahora, te encuentras preparado para enfrentarte a Cuestiones de morfología española. Mi recomendación es empezar por el glosario, hacerte unos buenos resúmenes para que te puedas meter en harina con mayor comodidad, pues necesitas manejar con soltura una ristra de términos que suenan a enfermedades graves, como haplología, alomorfia, sincretismo, acronimia, aféresis, supletismo, apofonía, parasíntesis, metaplasmos, metábasis, hipósfasis… El grueso de Cuestiones… es un conjunto de modelos de examen resueltos. Al principio es probable que no te salgan bien los ejercicios pero poco a poco irás mejorando. En paralelo a ello, recomiendo leer los temas de morfología de la Nueva gramática de la lengua española de la RAE y el estudio del libro Introducción a la fraseología española (no entero, solo los temas que se indican en la guía de estudio) del propio Page, que en mi opinión es muy bueno para entender el tema de las locuciones, compuestos y colocaciones (este es otro pilar de la asignatura, junto con los valores de se, la segmentación de palabras o la identificación de la categoría gramatical a la que pertenece una palabra).

Por último, quiero darte una serie de consejos adicionales que he ido recordando mientras escribía este artículo.
  • Lee con detenimiento todos los documentos que Page cuelgue en el campus virtual, especialmente uno que se titula El verbo, absolutamente fundamental para dominar la segmentación de formas verbales. Ni que decir tiene que debes controlar los tiempos verbales a la perfección, así que repásalos a muerte, no vayas a suspender por cosas como identificar mal un pretérito imperfecto de subjuntivo (amara o amase). 
  • Plantea en el foro todas las dudas que tengas y lee con atención todas las que planteen los demás y las respuestas del profesor. 
  • No te olvides jamás del morfo cero ø. Cada vez que termines de analizar una palabra, recuerda echar un ojo y comprobar si en ese caso corresponde o no ponerlo.
  • En el campus virtual hay una serie de soluciones a exámenes de otros años, pero son pocas, quizá este año haya seis. Mi recomendación es que no las mires hasta haberle dado al menos una vuelta a Cuestiones…, pues son una gran herramienta para evaluar tu progreso. Si los miras al principio, te sonarán a chino.
  • No es raro que las soluciones a un test de verdadero/falso sean todas verdaderas, todas falsas, la primera verdadera y todas las demás falsas, o cosas por el estilo, así que, si ves que te está saliendo algo similar, ten en cuenta que puedes estar haciéndolo bien.
  • Esto es un tópico, pero da igual, te lo digo, descansa bien antes del examen. Es un consejo que deberíamos aplicar a todas las asignaturas, pero con más razón a las que son de este tipo. Necesitas tu mente despejada y funcionando a pleno rendimiento y si la noche antes te pegas una paliza estudiando y duermes poco, te levantarás como si tuvieras resaca. No lo hagas, en serio, planifica el estudio para darte libre la última noche y descansar bien. 

Y no se me ocurre mucho más. Os dejo mi examen aquí abajo por si os sirve de ayuda. Lo más interesante es que en la palabra alineaste yo no llevé a cabo el análisis principal que propuso Page como solución, pues mi lexema fue -line- y el suyo -lin-, pero me lo dio por válido porque el resto del análisis era coherente. 

Tengo entendido que este año van a cambiar el sistema de examen, que será todo tipo test con la opción de analizar unas palabras para subir nota. No sé si esto va a suponer alguna diferencia, pero espero que sí, espero que resulte mucho más sencillo aprobar. Os deseo mucha suerte. Y recordad que, como dijo el crítico literario Charles Augustin Sainte-Beuve, el éxito consiste en superar el miedo al fracaso.






18/10/18

Algunos comentarios sobre el lenguaje "inclusivo"

El mal llamado "lenguaje inclusivo” [1] no responde a una necesidad social ni lingüística. Es una cuestión que no reivindican ni todas las mujeres ni todos los trans [2]. Ni si quiera lo hacen grandes mayorías dentro de estos colectivos. El mal llamado "lenguaje inclusivo" responde a una cuestión puramente ideológica. 

Es una práctica que dificulta la comunicación, pues altera el código que compartimos todos los usuarios de un mismo idioma [3]. En el código del idioma español, el género gramatical masculino tiene dos lecturas, una mixta y otra masculina, mientras que el género gramatical femenino solo tiene lectura femenina. Puede que en otros códigos esto sea diferente, pero así es como funciona en el nuestro. Si alguien empieza a utilizar el género gramatical femenino para hacer referencia a grupos mixtos, está alterando el código de forma unidireccional, entorpeciendo la comunicación. Lo mismo ocurre si se utilizan palabras que no existen en nuestra lengua, como "todes", o si se colocan letras donde no pueden ir, como en "niñxs [4]" (en este caso, además, se complica el funcionamiento de las aplicaciones de lectura de los invidentes) o si se utilizan símbolos que no corresponden con ningún fonema, como "@" [5].

Si este entorpecimiento de la comunicación sirviese para algo, nos lo podríamos plantear. Pero lo cierto es que no existe correlación ni causalidad entre lenguas más neutras y sociedades más justas. Por ejemplo, el persa o farsi es el idioma oficial de Irán. En esta lengua se usan los mismos pronombres, sustantivos y adjetivos para hacer referencia a hombres o mujeres, lo que lo convierte en un código mucho más neutro que el español. Pues bien, España es el quinto país del mundo más seguro para las mujeres mientras que Irán ocupa el puesto 116 de 152 [6]. El persa, por cierto, también es el idioma oficial de Afganistán. 

Se podría plantear el lenguaje “inclusivo” como propuesta para evitar ambigüedades, dejando de lado el tema ideológico. Alguien me comentó que si vemos un grupo de padres en WhatsApp no podremos saber si es solo para padres varones o si es mixto; o si leemos la frase la evolución del hombre no podremos discernir si hace referencia a la evolución del ser humano o solo a la del varón. Este debate es similar al surgido a raíz de la eliminación de la tilde en el adverbio solo (hice un vídeo sobre el tema). La cuestión es que el lenguaje se encuentra repleto de ambigüedades pero siempre se pueden resolver por el contexto. En la vida real no nos encontramos con segmentos de información aislados como en los de los ejemplos que acabo de mencionar. Si no sabemos para quiénes es el grupo de padres, podemos preguntarlo. Si leemos el fragmento la evolución del hombre, casi con total seguridad lo haremos porque se encuentra contenido en un texto más amplio que tratará, o bien sobre la evolución de los machos de la especie humana, o bien sobre la evolución de la especie en su conjunto.

En definitiva, considero que los argumentos para abandonar esta práctica son contundentes. Si una propuesta causa ciertos problemas pero no sirve para resolver otros más graves, ¿para qué vamos a mantenerla? Es un hecho que a lo largo del mundo las mujeres u otros colectivos sufren injusticias específicas, pero estas no van a desaparecer mientras no pongamos el punto de mira en sus causas reales. Y el lenguaje no es la causa de ninguna injusticia. Utilicémoslo para llevar a cabo su maravillosa función, es decir, que todos podamos entendernos del mejor modo posible.

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[1] Al presentarlo como alternativa al lenguaje convencional y ponerle la etiqueta "inclusivo" se da a entender que el lenguaje convencional es "excluyente" y esto es falso, el español estándar es inclusivo.

[2] Sobre esto, Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía, dice: "(...) desde el posmodernismo, se utiliza de manera ilegítima el derecho de un sector de la población que se define no binaria, aplicándose de forma general y homogénea en el lenguaje hablado y escrito de la "e", imponiendo desde el privilegio cis que es lo más guay para todas las personas trans. Curiosamente, estas mismas personas dejan de usar la "e" para referirse a las personas cis. Cuando esto sucede sin respetar el derecho a la libre determinación de las personas trans, del uso de los pronombres femeninos o masculinos, supone una exclusión.(...) Mi experiencia de haber atendido personalmente a muchos menores trans es que todos, según el propio testimonio de sus progenitores, les dicen "mamá soy una niña" o "mamá soy un niño", Jamás un menor dice mamá soy un niñe". Fragmentos extraídos del artículo Lenguaje inclusivo o posmodernismo.  

[3] Sí, el lenguaje cambia con el tiempo, pero no por imposición de un grupo de usuarios. El lenguaje cambia con cierta velocidad en el nivel léxico, pero muy lentamente (con el paso de los siglos) en el nivel gramatical, que es donde plantea cambios inmediatos el lenguaje “inclusivo".

[4] En español todas las sílabas deben llevar vocal.

[5] En principio, la propuesta menos problemática sería la del desdoblamiento de género, como en “bienvenidos y bienvenidas todos y todas” porque al menos no altera las normas gramaticales u ortográficas. Sin embargo, esta medida viola el principio de economía del lenguaje, el cual no es una norma inquebrantable (por ejemplo, yo podría haber transmitido la información de este texto con muchas menos palabras) pero sí importante. Es algo que podemos comprobar escuchando discursos de personas partidarias de esta medida. Notaremos que el desdoblamiento se usa en las primeras ocasiones pero que se acaba abandonando, pues solo es posible mantenerlo a costa de un gran esfuerzo consciente (y de generar hartazgo en los receptores). Y es que el principio de economía se puede violar en pos del principio de máxima expresividad, pero, ¿qué expresividad aporta el desdoblamiento de género más allá de transmitir ciertas convicciones ideológicas que ya quedan claras cuando lo llevas a cabo una o dos veces?

[6] Esto es solo un ejemplo ilustrativo, podemos ver también que existen grandes diferencias sociales entre países con una misma lengua, como entre Ecuador (puesto 42 en la lista) y Colombia (puesto 96) o similitudes sociales entre países con lenguas con diferente grado de neutralidad de género; por ejemplo, Gran Bretaña ocupa el puesto 12, con un nivel de seguridad para las mujeres similar al de España, aunque el inglés es mucho más neutro que el español. Se puede ver la lista completa en este enlace.



13/10/18

Entrevista a un servidor

Hace ya más de un año, me hicieron mi primera entrevista como escritor. Fue un compañero del gremio quien la llevó a cabo. Su nombre es Francisco Javier Pérez Castillo, quien, por cierto, acaba de publicar su segunda novela, CAYENDO COMO UNA PIEDRA, un relato duro y conmovedor que muestra la extrema crueldad de la que son capaces los seres aparentemente más inocentes y que anima a la reflexión sobre uno de los más graves problemas sociales del momento, el acoso escolar. La entrevista fue muy entretenida y me encantó responder a las preguntas planteadas por Javier. Con su permiso, la comparto por aquí y os animo a visitar su blog, MALDITOS ESCRITORES donde entrevista a otros tipos que, como yo o el propio Javier, se encuentran luchando por hacerse un hueco en el ingrato mundillo de las letras. 



Pasaba las páginas del periódico sin mucho interés, casi sin terminar de leer los titulares. Ya en las páginas finales mi atención se despertó con el siguiente titular: ESTUDIO REVELA PRESENCIA DE BACTERIAS FECALES EN STARBUCKS Y DOS CADENAS MÁS. La historia es que yo estaba tomando café en un Starbucks, concretamente en el del centro comercial Xanadú. Seguí leyendo el artículo. En siete de cada diez bebidas con hielo encontraron restos de mierda humana. Era un número bastante elevado. Miré a mi alrededor. Varias parejas distribuidas por la cafetería charlaban animadamente. Al menos cuatro individuos tenían entre sus manos bebidas con hielo. Tirando por lo bajo, uno estaría tragando heces. Por suerte para mí el café que me había pedido era sin hielo. Estaba yo haciendo tan estúpidas cábalas cuando un tipo a medio camino entre Mr. Robot y un beattle recién levantado se paró justo delante mía. ¿Javier? Me levanté y lo saludé. Era Pablo Navarro, autor de Gestión del fracaso, una novela. Luego, tras un intercambio cordial de palabras, nos sentamos y dio comienzo una gratísima charla. Lo primero que le pedí fue que se presentara.

“Soy madrileño, tengo treinta y cuatro años y me gano la vida como operario de limpieza. En 2016 me matriculé en Filología Hispánica por la UNED con el objetivo de convertirme en un titán de la literatura, o, al menos, con la esperanza de llegar a dominar el oficio de escritor lo suficiente como para poder abandonar mi trabajo. También me gusta dedicar tiempo a otras actividades como por ejemplo la música, el gimnasio, grabar Instagram Stories o prestar ayuda a los gatos callejeros.”

A veces el gran problema para los escritores noveles es la falta de tiempo. No te queda otra que aceptar trabajos de mierda para sobrevivir y poder escribir pero resulta que esos trabajos de mierda te revientan cuerpo y cerebro y cuando te sientas a escribir la cabeza ya es una ensordecedora cueva de grillos. ¿Cuándo empezaste a escribir la novela y cuánto tiempo has invertido en el proceso?

“Empecé a escribir Gestión del fracaso más o menos dos años antes de que fuese publicada. En aquella época me hallaba muy obsesionado con los relatos de Charles Bukowski y me dio por intentar escribir algo en esa línea, es decir, un cuento corto sobre perdedores sociales atrapados en ambientes sórdidos y desesperanzadores. Sin embargo, cuando lo terminé, me pareció que la historia podía dar un poco más de juego. Cuando volví a terminar, me vi de nuevo en la misma situación, así que continué llenando páginas. Sin yo saberlo, estaba escribiendo los primeros capítulos de mi primera novela. Cuando fui consciente de ello, me pareció buena idea dotar al protagonista de la condición de escritor frustrado, de tal modo que pude complementar la historia principal con varios relatos que yo ya tenía escritos, como si fuesen obra suya. Unos meses más tarde, llegó un punto en el que me pareció que la cosa no daba más de sí, por lo que decidí inventar un final. Desde entonces hasta que gané el concurso Narrativas Oblicuas, la novela estuvo sometida a un proceso de revisión casi constante. De hecho, no me importaría pegarle ahora mismo un buen repaso.”

En ese momento me enteré de que había ganado un concurso. Disimulé mi ignorancia y mi falta de preparación de la entrevista sorbiendo varios tragos de café a pesar de que mi taza llevaba tiempo vacía. Paul, el personaje principal, junto  a Robert y Ann, completan un triángulo muy jugoso. Dan mucho juego en el libro y me parecen unos cimientos lo suficientemente fuertes y atractivos como para escribir un par de novelas más. Le pregunté entonces si estaba ya liado con la segunda parte de Gestión del fracaso, una novela

“Durante un tiempo me planteé la posibilidad de escribir una segunda parte, para la cual tenía incluso pensado lo que creo que era un buen título: Gestión del éxito, otra novela. Sin embargo, a día de hoy, no creo que vaya a hacerlo, principalmente por dos motivos: el primero es que creo que se han publicado ya demasiadas historias sobre escritores. El segundo motivo es que ya no me siento cómodo utilizando el estilo con el que escribí Gestión del fracaso, que le da al texto un toque como de traducción del inglés, causado seguramente por mi bajo consumo de literatura hispánica en aquellos tiempos.”

Esta vez no pude disimular mi cara de desilusión. Perdemos un gran autor de realismo vomitivo. Esto último lo dije en voz alta y tras soltar una carcajada me respondió.

“No sé. Realismo vomitivo quizá sea un poco duro. ¿Qué tal realismo cochambroso? Me mola más porque es similar a “sucio” pero con un toque de desorden y sordidez. Además, podría servir para hacer referencia a mi blog, Cochambre literaria“

Miré de nuevo a mi alrededor. Cada vez había más gente. Hice un nuevo recuento. Ya sí había más de diez tomando bebidas heladas. ¿Cómo ha sido tu relación con las editoriales?

Solo puedo decir que perfecta, porque hasta ahora solo me he relacionado con Ediciones Oblicuas, más en concreto con su director, Alberto Trinidad. El trato fue siempre cercano y excelente y se contó con mi opinión en todas las fases del proyecto, desde la portada a las correcciones. Desconozco cómo es la dinámica en otras editoriales; Ediciones Oblicuas es independiente, no muy grande y se preocupa más por ofrecer una literatura interesante y por tener en cuenta al autor que por lograr grandes éxitos comerciales. Quizá esas características sean importantes para hacer del proceso de publicación una gran experiencia.

La charla se fue animando. Intercambiamos ideas, impresiones, que me vinieron muy bien. Tanto fue así, que me olvidé del periódico, de que estábamos en el Starbuks y de que por el mundo había miles de personas bebiendo bacterias fecales. Leyendo el libro de Pablo uno puede adivinar sus influencias más directas pero ¿cuáles son sus influencias menos visibles?

Yo empecé a aficionarme a la lectura algo tarde, como a los veintidós años. Lo que más leía era ciencia-ficción y puede que la primera vez que me dije “quiero escribir algo así” fuese con las novelas de Kurt Vonnegut. Con el tiempo fui ampliando horizontes y sentí algo parecido con escritores como Carver, Camus, Kafka, Dostoievsky, Ian McEwan, Dennis Johnson, Michel Houellebecq, Chuck Palahniuk y, principalmente, con Bukowski. En estos momentos, el escritor que más me interesa es Camilo José Cela, pero no quiero dejarme llevar tanto como antes por la influencia de los titanes, ando un poco perdido buscando mi propia voz narrativa.

Dejé a un lado la chuleta que traía con varias preguntas por si me quedaba en blanco y comencé a disparar ¿Qué odias de los libros que lees?

No llego a odiar nada de los libros que leo, aunque pueden molestarme algunas cosas como los clichés o el mal uso del lenguaje. De todas formas, hace mucho que me centro en leer libros de grandes autores, por lo que no suelo encontrarme con nada que me disguste demasiado. Puedo leer a escritores menos conocidos si tengo alguna garantía de que me va a merecer la pena (premios, recomendaciones…) pero por lo general no suelo elegir un libro a ciegas.

Y ya puestos, ¿qué te gusta encontrar en los relatos que lees?

En un relato me gusta encontrar calidad literaria, originalidad o ambas cosas. Me encanta cuando leo dos o tres líneas y pienso “joder, qué bien escribe este cabrón”, y me encanta cuando me cuentan una historia diferente, o cuando me cuentan una historia trillada pero de un modo distinto. Me gusta lo experimental y lo surrealista, pero puedo disfrutar intensamente de un relato de corte clásico si está bien escrito y tiene lo necesario para alojarse en tu memoria después de haberlo terminado.

La charla se alargó media hora más. Para entonces el ruido en la cafetería era ensordecedor. Yo que andaba absorto en la conversación no caí en la cuenta de poner más cerca la grabadora y el final de la entrevista, por desgracia, me ha sido imposible transcribirlo. Tan solo he podido rescatar una pregunta que le hice sobre el uso que le daba a las redes sociales.

Aunque es muy difícil triunfar en redes sociales, creo que es evidente que si ofreces buen contenido, lo lograrás, y que si no lo logras es porque no estás ofreciendo buen contenido. Yo administro mi blog, Cochambre Literaria, desde 2009, y va a llegar pronto a las cien mil visitas, lo cual no es gran cosa. En Facebook tengo una página de la novela y otra del blog, y ninguna de las dos ha funcionado. Y lo mismo con mi twitter personal. A mí no me ha ido nada bien en redes sociales pero podemos ver muchos ejemplos de escritores que han sabido desenvolverse de maravilla, que han sabido dar a la gente lo que quiere. No es mi caso, pero creo que está claro que pueden ser herramientas muy potentes y que es un error ignorarlas.

Me despedí de Pablo agradeciendo su colaboración y pidiéndole que me avisara cuando tuviera acabado su siguiente libro. Me dijo que quería cambiar el estilo, la prosa, en definitiva encontrar su voz. Yo estaba seguro de que más pronto que tarde lo conseguiría. Quedaba claro que era un amante de la literatura y, sobre todo, del oficio. El minicuestionario le quedó así.

Película que hay que ver sí o sí: Taxi Driver. 

Canción inolvidable: Fake plastic trees de Radiohead.

Libro 100% recomendable: El mejor libro que he leído, por lo que disfruté, aprendí y por su relevancia y trascendencia es El gen egoísta, de Richard Dawkins.