9/12/13

Las mejores obras de los ganadores del Nobel de Literatura



El Nobel de Literatura es un premio muy criticado por sus inexplicables ausencias. Muchos no entienden que el galardón no fuese entregado a autores como Kafka, Borges, Cortázar o Tolstoi. Y aunque probablemente lleven razón, estoy seguro de que las obras de todos los laureados tienen suficiente calidad como para que, como mínimo, nos aporten algo.

Así pues, aquí va esta lista con los ganadores del Nobel de Literatura junto a una de sus obras más famosas.

Siglo XXI
  • 2019: Peter Handke: Carta breve para un largo adiós.
  • 2018: Olga Tokarczuk: Sobre los huesos de los muertos.
  • 2017: Kazuo Ishiguro: Nunca me abandones.
  • 2016: Bob Dylan: Letras completas.
  • 2015: Svetlana Aleksiévich: Voces de Chernóbil.
  • 2014: Patrick Modiano: Calle de las tiendas oscuras.
  • 2013. Alice Munro. Escapada. 
  • 2012. Mo Yan. Sorgo Rojo.
  • 2011. Tomas Tranströmer. El cielo a medio hacer.
  • 2010. Mario Vargas Llosa. La ciudad y los perros.
  • 2009. Herta Müller. Hoy hubiera preferido no encontrarme a mí misma.
  • 2008. Jean-Marie Gustave Le Clézio. Desierto. 
  • 2007. Doris Lessing. El cuaderno dorado. 
  • 2006. Orhan Pamuk. El museo de la inocencia. 
  • 2005. Harold Pinter. Los enanos. 
  • 2004. Elfriede Jelinek. La pianista.
  • 2003. J. M. Coetzee. Desgracia. 
  • 2002. Imre Kertész. Sin destino. 
  • 2001. V. S. Naipaul. Una casa para Mr. Biswas.
  • 2000. Gao Xingjian. La montaña del alma.

Años 90
  • 1999. Gunter Grass. El tambor de hojalata. 
  • 1998. José Saramago. Ensayo sobre la ceguera.
  • 1997. Dario Fo. Muerte accidental de un anarquista.
  • 1996. Wislawa Szymborska. Aquí. 
  • 1995. Seamus Heaney. Campo abierto. 
  • 1994. Oe Kenzaburo. Una cuestión personal. 
  • 1993. Toni Morrison. Beloved. 
  • 1992. Derek Walcott. Omeros. 
  • 1991. Nadine Gordimer. El conservador. 
  • 1990. Octavio Paz. El laberinto de la soledad. 

Años 80
  • 1989. Camilo José Cela. La familia de Pascual Duarte.
  • 1988. Naguib Mahfouz. Palacio del deseo.
  • 1987. Joseph Brodsky. Marca de agua.
  • 1986. Wole Soyinka. Aké, los años de la niñez. 
  • 1985. Claude Simon. La acacia. 
  • 1984. Jaroslav Seifert. Toda la belleza del mundo. 
  • 1983. William Golding. El señor de las moscas.
  • 1982. Gabriel García Márquez. Cien años de soledad. 
  • 1981. Elias Canetti. Auto de fe. 
  • 1980. Czeslaw Milosz. El pensamiento cautivo. 

Años 70
  • 1979. Odysseas Elytis. El monograma. 
  • 1978. Isaac Bashevis Singer. El esclavo.
  • 1977. Vicente Aleixandre. La destrucción o el amor.
  • 1976. Saul Bellow. Herzog.
  • 1975. Eugenio Montale. Satura.
  • 1974. Harry Martinson, Entre luz y oscuridad y Eyvind Johnson, Era el año 1914
  • 1973. Patrick White. El carro de los elegidos. 
  • 1972. Heinrich Böll. El honor perdido de Katharina Bloom. 
  • 1971. Pablo Neruda. Veinte poemas de amor y una canción desesperada. 
  • 1970. Aleksandr Solzhenitsyn. Un día en la vida de Iván Denisovich. 

Años 60
  • 1969. Samuel Beckett. Esperando a Godot. 
  • 1968. Kawabata Yasunari. País de nieve.
  • 1967. Miguel Ángel Asturias. El señor presidente. 
  • 1966. Nelly Sachs, Huída y transformación y Shmuel Yosef Agnon, Ayer y anteayer
  • 1965. Mijaíl Shólojov. El Don Apacible.
  • 1964. Jean-Paul Sartre. La nausea. 
  • 1963. Giorgos Seferis. Tres poemas secretos. 
  • 1962. John Steinbeck. Las uvas de la ira. 
  • 1961. Ivo Andric. Un puente sobre el Drina. 
  • 1960. Saint-John Perse. Anabasis. 

Años 50
  • 1959. Salvatore Quasimodo. Poesía completa. 
  • 1958. Boris Pasternak. Doctor Zhivago.
  • 1957. Albert Camus. El extranjero. 
  • 1956. Juan Ramón Jiménez. Platero y yo.
  • 1955. Halldór Laxness. Gente independiente.
  • 1954. Ernest Hemingway. El viejo y el mar. 
  • 1953. Winston Churchill. La Segunda Guerra Mundial.
  • 1952. François Mauriac. Nudo de víboras. 
  • 1951. Pär Lagerkvist. Barrabás. 
  • 1950. Bertrand Russell. Por qué no soy cristiano. 

Años 40
  • 1949. William Faulkner. El ruido y la furia
  • 1948. T. S. Eliot. Tierra baldía. 
  • 1947. André Gide. El inmoralista. 
  • 1946. Hermann Hesse. El lobo estepario. 
  • 1945. Gabriela Mistral. Antología poética. 
  • 1944. Johannes Vilhelm Jensen. La caída del rey.
  • 1943. No entregado a causa de la Segunda Guerra Mundial.
  • 1942. No entregado a causa de la Segunda Guerra Mundial.
  • 1941. No entregado a causa de la Segunda Guerra Mundial.
  • 1940. No entregado a causa de la Segunda Guerra Mundial.

Años 30
  • 1939. Frans Eemil Sillanpää. Silja.
  • 1938. Pearl S. Buck. La buena tierra. 
  • 1937. Roger Martin du Gard. Devenir. 
  • 1936. Eugene O'Neill. Largo viaje hacia la noche. 
  • 1935. No entregado. 
  • 1934. Luigi Pirandello. Seis personajes en busca de autor. 
  • 1933. Ivan Bunin. El amor de Mitia y otros relatos.
  • 1932. John Galsworthy. El mono blanco. 
  • 1931. Erik Axel Karlfeldt. Flora y Pomona. 
  • 1930. Sinclair Lewis. Calle Mayor. 

Años 20
  • 1929: Thomas Mann. La muerte en Venecia.
  • 1928: Sigrid Undset. Cristina, hija de Lavrans. 
  • 1927: Henri Bergson. Memoria y vida. 
  • 1926. Grazia Deledda. La madre. 
  • 1925. George Bernard Shaw. Pigmalion. 
  • 1924. Wladyslaw Reymont. Los campesinos. 
  • 1923. William Butler Yeats. Antología poética
  • 1922. Jacinto Benavente. Los intereses creados. 
  • 1921. Anatole France. La isla de los pingüinos. 
  • 1920. Knut Hamsun. Hambre.

Años 10
  • 1919. Carl Spitteler. Imago. 
  • 1918. No entregado a causa de la Primera Guerra Mundial.
  • 1917. Henrik Pontoppidan, Per el afortunado y Karl Adolph Gjellerup, El peregrino Kamanita.
  • 1916. Verner von Heidenstam. Endimión. 
  • 1915. Romain Rolland. El alma encantada. 
  • 1914. No entregado a causa de la Primera Guerra Mundial.
  • 1913. Rabindranath Tagore. La casa y el mundo. 
  • 1912. Gerhart Hauptmann. Emanuel Quint. 
  • 1911. Maurice Maeterlinck. El pájaro azul. 
  • 1910. Paul von Heyse. L´arrabbiata y otras historias. 

Principios del Siglo XX
  • 1909. Selma Lagerlöf. Jerusalén. 
  • 1908. Rudolf Christoph Eucken. El hombre y el mundo. 
  • 1907. Rudyard Kipling. El libro de la selva
  • 1906. Giosuè Carducci. Odas bárbaras. 
  • 1905. Henryk Sienkiewicz. Quo Vadis. 
  • 1904. José Echegaray, El gran galeoto y Frédéric Mistral, Mireia
  • 1903. Bjørnstjerne Bjørnson. La marcha nupcial. 
  • 1902. Theodor Mommsen. Historia de Roma
  • 1901. Sully Prudhomme. Obras escogidas

27/11/13

Los 100 mejores libros de divulgación científica



Para ser un buen escritor de ciencia-ficción no es imprescindible ser científico (aunque puede ayudar bastante), pero es necesario tener conocimientos básicos sobre ciencia, tanto para crear una ciencia-ficción "creíble" como para tener ideas sobre las que escribir.

Una alternativa sencilla y amena a sacarte una carrera es leer con frecuencia libros de divulgación científica, es decir, libros que tratan temas en torno a la ciencia de un modo accesible para el gran público.

Estuve buscando un Top-100 de este tipo de libros, pero al no encontrarlo, decidí elaborar uno. Algunos de los libros de la lista los he leído y otros los he ido buscando en otras listas y artículos. Este es el resultado. Como siempre, espero que os resulte útil.

  1. Una breve historia de casi todo. Bill Bryson
  2. El mundo y sus demonios. Carl Sagan
  3. La magia de la realidad. Richard Dawkins
  4. El Universo. Isaac Asimov
  5. El gen egoísta. Richard Dawkins.
  6. Brevísima historia del tiempo. Stephen Hawking
  7. La doble hélice. James Dewey Watson 
  8. Cosmos. Carl Sagan.
  9. La tabla rasa. La negación moderna de la naturaleza humana. 
  10. ¿Existe Dios? El gran enigma. Victor Stenger
  11. La diversidad de la ciencia. Carl Sagan.
  12. La búsqueda de vida en otros planetas. Bruce Jakosky
  13. Romper el hechizo. Daniel Dennett
  14. Evolución. Richard Dawkins. 
  15. Cien preguntas básicas sobre la ciencia. Isaac Asimov
  16. El capellán del diablo. Richard Dawkins.
  17. El universo en una cáscara de nuez. Stephen Hawking
  18. Destejiendo el Arco Iris. Ciencia, ilusión y el deseo de asombro. Richard Dawkins.
  19. Evolución para todos. Dylan Evans y Selina Howard
  20. La ciencia y la vida. Jose Luis Sampedro y Valentín Fuster 
  21. Momentos estelares de la ciencia. Isaac Asimov
  22. El relojero ciego. Richard Dawkins
  23. Ciencia para Nicolás. Carlos Chordá
  24. Historia de un átomo. Lawrence M. Krauss
  25. Ciencia y Pseudociencias: Realidades y mitos. VVAA
  26. El mito del alma. Ciencia y religión. Gonzalo Puente Ojea
  27. Vacas, cerdos, guerras y brujas. Marvin Harris
  28. Cápsulas. Mario Bunge
  29. Seis piezas fáciles. Richard Feyman.
  30. ¿Tenían ombligo Adán y Eva? La falsedad de la pseudociencia al descubierto. Martin Gardner
  31. La Ciencia: lo bueno, lo malo y lo falso. Martin Gardner
  32. Los tres primeros minutos del universo. Steven Weinberg
  33. Ciencia o vudú. Robert L. Park
  34. El mono desnudo. Desmond Morris 
  35. La falsa medida del hombre. Stephen Jay Gould
  36. Por qué la teoría de la evolución es verdadera. Jerry Coyne
  37. El creacionismo ¡vaya timo! Ernesto Carmena
  38. Teorías sobre la cultura en la era postmoderna. Marvin Harris
  39. Caos: la creación de una ciencia. James Gleick 
  40. Imposturas intelectuales. Alan Sokal y Jean Bricmont
  41. La verdad sobre todo. Matthew Stewart
  42. La especie elegida. Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martinez
  43. Los transgénicos. Verdades y mentiras sobre los organismos genéticamente modificados. Louis-Marie Houdebine
  44. La física del futuro. Michio Kaku
  45. Los descubridores. Daniel Boorstin
  46. La nueva mente del emperador. Roger Penrose
  47. En busca de Spinoza. Antonio R Damasio
  48. Gödel, Escher, Bach. Douglas Hofstadter
  49. Matemáticas e imaginación. Edward Kasner y James Newman
  50. El pulgar del panda. Stephen Jay Gould
  51. Infinito en todas direcciones. Freeman Dyson
  52. Electrodinámica cuántica. Richard Feynman
  53. Irracionalidad. Stuart Sutherland
  54. Explorando el mundo de la antimateria. J. Davis y R.L. Fordward
  55. ¿Hay algo que coma avispas? VVAA
  56. La célula viva. Christian de Duve
  57. El cosmos, la Tierra y el hombre. Preston Cloud
  58. El cerebro de Broca. Carl Sagan
  59. Potencias de diez. Philips Morrison
  60. Supercontinente. Ted Nield
  61. Historias curiosas de la ciencia. Cyril Aydon
  62. Breviario del señor Tompkins: el país de las maravillas la investigación del átomo. George Gamow.
  63. La historia química de una vela. Michael Faraday
  64. El universo elegante. Brian Greene
  65. A hombros de gigantes: las grandes obras de la física y la astronomía. Stephen Hawking.
  66. Historia de la ciencia. VVAA
  67. E=mc2: biografia de la ecuacion mas famosa de Einstein. David Bodanis
  68. ¿Por qué el cielo es azul?: la ciencia para todos. Javier Fernandez Panadero
  69. De Arquímedes a Einstein: los diez experimentos mas bellos de la física. Manuel Lozano Leyva
  70. Teoría cuántica para principiantes. J.P Mc Evoy y Oscar Zárate
  71. El cántico de la cuántica, S. Ortoli y J.P. Pharabod
  72. La cebolla cósmica. F. Close
  73. El sueño de Mendeleiev. De la alquimia a la química. Strathern
  74. Breve historia de la química. I. Asimov
  75. Cinco ecuaciones que cambiaron el mundo. M. Guillen
  76. Isaac newton: una vida. S. Westfall
  77. Diálogos sobre física moderna. J.A. Montiel
  78. Grandes ideas de la ciencia. Asimov
  79. Un físico en la calle. E. Battaner
  80. Moléculas en una exposición. J. Emsley
  81. El secreto de la química. G. Fochi
  82. Por qué sucede lo que sucede. A. Frova
  83. Los científicos y sus locos experimentos. M Goldsmith
  84. Principios para principiantes. Alberto Pérez Izquierdo
  85. Cómo fueron descubiertos los elementos químicos. D. Trifonov y V.D.Trifonov
  86. La peligrosa idea de Darwin. Daniel Dennett
  87. La variedad de la vida: historia de todas las criaturas de La Tierra. Colin Tudge
  88. Ocho hitos de la vida: del origen de la vida al nacimiento del lenguaje. John Maynard Smith y Eors Szathmáry
  89. El cuento del antepasado. Richard Dawkins
  90. El mundo sin nosotros. Alan Weisman
  91. La aventura del universo. Timothy Ferris
  92. ¿Es eso cierto? Alberto Granados
  93. El por qué de las cosas. Kathy Wollard
  94. ¿Cuánto pesa una nube? Iris Hammelmann
  95. ¿Por qué no se hielan los pies de los pingüinos? Mick O´Hare
  96. Ocho cerditos: reflexiones sobre historia natural. Stephen Jay Gould
  97. Uno, dos, tres… el Infinito. George Gamow
  98. ¿Qué es la Vida?. Erwin Schrödinger
  99. La Primavera Silenciosa. Rachel Carson
  100. El Hombre que confundió a su mujer con un Sombrero. Oliver Sacks

26/11/13

Tres microrrelatos en dos libros

Este ha sido el año de mi resurgir literario. Con no poco esfuerzo he conseguido mejorar muchísimo, lo cual tampoco es extremadamente meritorio ya que antes del parón lo hacía fatal (no, no es falsa modestia, lo hacía muy mal). A pesar de ello, con el paso de los meses me he ido sintiendo algo frustrado, pues he estado participando en numerosos concursos con textos que, creo, gozaban de una cierta calidad, y no he conseguido comerme ni los mocos. Quizá no eran tan buenos como yo pensaba, quizá tuve un pelín de mala suerte. La cuestión es que finalmente he podido recolectar un poco de éxito con el que dar de comer a mi hambriento orgullo.

Por un lado, la editorial ACEN seleccionó mi microrrelato "Mil años" para aparecer en el libro con fines solidarios "Bocados sabrosos III", formado por unos 450 textos de los aproximadamente 1000 que participaron.

Por otro, la editorial ArtGerust seleccionó mis textos "Preludio" y "El Viru" para ser incluidos en el libro "Realismo Sucio. Homenaje a Bukowski" en el cual se incluirán 150 micros de los 734 que participaron.

Estoy muy contento porque hoy en día es difícil que alguien publique algo tuyo en papel, pero sobretodo porque esto ha sido un buen chute de ánimo para seguir escribiendo y ya noto unas cuantas ideas burbujeando en mi cerebro.


16/10/13

Tristeza

La vida se había convertido en algo muy similar a la muerte. Todo era silencio y penumbra, monotonía y quietud. La desgarradora tristeza, sin llegar nunca a desaparecer del todo, se había ido calmando poco a poco, como una bestia salvaje que se refugia para hibernar en lo más profundo de una caverna. Otras sensaciones habían aflorado en su lugar: la apatía, el vacío, la desesperanza…

Sentada en el sofá, junto al ventanal, dejaba transcurrir las horas sin hacer nada salvo respirar. Una densa bruma se había elevado en torno a sus recuerdos; un mecanismo de defensa contra la realidad. Tanto tiempo sin pensar, con la mente vacía, sin revivir los hechos, sin derramar más lágrimas…

Y, entonces, algo captó la atención de sus ojos. Allí, sobre el cristal, estampada en el frío vidrio, la huella de unas manos infantiles, una marca que nadie había visto, o que nadie se había preocupado por limpiar.

En su interior, la tristeza abandonó su letargo, tan salvaje y desgarradora como el día en que murió su pequeño.


10/7/13

Jacy Bragasflojas

Oh, Jacy,
Jacy Bragasflojas,
con tu uniforme del trabajo,
blanco, apretado,
marcando el contorno de
tus maravillosas tetas.

Oh, Jacy,
Jacy Bragasflojas,
con tu gorrito de papel
sobre tu melena rubia
(que una vez alcancé a oler
por los pasillos del instituto).

Oh, mi adorable Jacy,
la más bonita del barrio,
atendiendo a los clientes
en la heladería de tu padre
mientras te observo
desde la ventana
del baño de mi casa
y me pajeo
mirando tus tetas y
tu pecosa
cara de princesa.

Jacy, amor mío,
únicamente follas con los chicos
mayores del barrio
(como Kuczynski el tuerto
y su pandilla de gilipollas).
A mí me miras con desprecio
sólo porque soy
tres años menor que tú.

Pero… ¿Sabes qué, amor mío?
Pronto empezaré a trabajar
para el señor Caruso.
Moveré su caballo entre los yonkis
del otro lado del río
y ganaré dinero, seré respetado
y me haré un nombre en el barrio.
Vestiré con estilo
y tú me verás con otros ojos
y una noche alquilaré una habitación
en el viejo motel
y por fin te follaré
y la luz de la luna
entrará por la ventana
iluminando nuestros cuerpos desnudos
y sudorosos.



5/6/13

Seis meses

Aquella tarde recibí a un cliente en mi despacho. El tipo quería contratarme para investigar a su mujer, pues sospechaba que tenía un amante desde hacía meses.

—Sé que esta zorra me engaña— me dijo mientras deslizaba una fotografía sobre mi mesa.

Observé unos segundos la instantánea y le dije que me pondría a trabajar de inmediato. El tipo se marchó y yo me quedé recostado en la silla, reflexionando. 

Es probable que nunca se haya resuelto un caso en menos tiempo. Y es que, en cuanto vi la cara de mi novia en aquella foto, supe que mi cliente no era el único que llevaba meses siendo engañado. 

El problema ahora es tratar de explicárselo sin que intente partirme la cara.


NOTA 1: Esta historia forma parte de mi libro PULSACIONES, 99 MICRORRELATOS DE INFARTO. Puedes descargar una muestra gratuita pinchando en este enlace.

NOTA 2: Esta historia resultó ganadora del 4º Certamen Picapedreros de Poesía, Guion y Microrrelato.

28/5/13

Pollitos

Foto de Willrad von Doomenstein

Básicamente coges a los pollitos, les echas un vistazo y los tiras donde corresponda. En eso consiste el trabajo. De nueve a cinco, con una hora de descanso para comer y quizás alguna escapada furtiva para fumar un pitillo. El tiempo pasa muy despacio y te aburres como una seta. Te acaba doliendo la espalda al final del día y mientras vuelves a casa tienes la cabeza embotada y estás como mareado.     
Uno no se imagina que acabará trabajando como sexador de pollos, pero la vida no siempre te permite elegir el camino que quieres. Así que un día, casi sin saber cómo, te ves con una bata blanca, en medio de una enorme fábrica y escuchando a un cincuentón de mirada lánguida que te explica las particularidades de este insólito oficio surgido en el Japón de los años veinte.  
Uno de los principales métodos que se utilizan para sexar a los pollitos es el de la cloaca, mediante el cual hurgas en el ano de los animales en busca de unas protuberancias o de la ausencia de las mismas. Afortunadamente yo fui instruido en el método de sexaje por dimorfismo sexual; distingues a machos y hembras fijándote en las plumas del ala.
Los pollitos vienen al mundo destruyendo su cascarón a picotazos y pronto descubren que no han ido a parar a un lugar muy agradable. Estarán relativamente tranquilos unas cuatro horas, hasta que se haya secado el líquido amniótico de sus plumas. A partir de ahí... en fin, se puede decir que no les esperan muy buenos momentos. 
¿Sabéis que existen diferentes razas de gallinas y pollos? A lo largo de décadas de selección genética se consiguió que unas razas fueran más rentables para la producción de huevos y otras para la producción de carne. Probablemente no lo sabíais, pero es normal. No hay por qué saber este tipo de cosas. Uno simplemente se come los huevos o se come el pollo y no se para a pensar de dónde vienen. 
De este hecho emana la importancia del sexado en la sociedad industrial en la que vivimos. Y es que, como es normal, la mitad de los pollitos son hembras y la otra mitad machos. En mi empresa interesan las hembras porque manejamos una raza ponedora. Los machos no valen para nada ya que ni ponen huevos ni engordan de un modo eficiente para producir carne. Bueno, sí que valen para algo. Valen para caer en una cinta transportadora que termina en una máquina que los tritura vivos. Allí se transforman en una pasta sanguinolenta que sirve para hacer abono. 
Si os preguntáis por el destino de las hembras... la verdad es que no sabría deciros si es mejor o peor. Nosotros las metemos en cajas y son vendidas a granjas de cría intensiva. Allí viven unos meses hacinadas en pequeñas jaulas hasta que su producción de huevos deja de ser rentable. Entonces se las envía al matadero. Yo antes no sabía nada de esto. Empecé a informarme hace poco y me quedé bastante impactado. 
Un día pensé en el hecho de que los pollitos son bebés. Quiero decir, es algo que ya sabía, pero aquel día me detuve a reflexionar sobre ello. Y mientras divagaba me empecé a imaginar una enorme cinta transportadora llena de críos llorando, hacinados, muertos de miedo, y unas grotescas manos levantándolos por el aire y lanzándolos a una trituradora. Y pensé en el desagradable sonido de los huesos quebrándose y en la sangre fluyendo a litros y en los alaridos de dolor apagándose... y aquella noche no pude dormir.  
Ayer había terminado mi turno y me disponía a marcharme a casa cuando vi un pollito en el suelo. Debió caerse de las cintas transportadoras, es algo muy habitual. Se le veía abatido, como si estuviera triste... no sé cómo explicarlo, casi no se movía. Daba mucha pena verlo ahí solo en medio de la gigantesca fábrica. Lo cogí y empezó a piar, aunque seguía muy quieto. Estuve observándolo un rato en mi mano. Todos los pollitos son suaves, pero mientras trabajas no te paras a fijarte en esas cosas. En ese momento sí que me fijé. Estuve acariciándolo con los dedos, notando la suavidad de su plumón y me pareció el ser más frágil e indefenso del mundo. Examiné su ala, me acerqué a la cinta y lo arrojé donde correspondía. 
Era un macho. 
Al salir a la calle empecé a encontrarme mal. Decidí ir andando a casa para tomar el aire a pesar de la larga distancia. Por el camino se me fue haciendo de noche al tiempo que una especie de sentimiento de culpa se iba apoderando de mí. Las estrellas salpicaron el cielo y poco después llegué a casa, arrastrando los pies y sufriendo una angustiosa opresión en el pecho. Cuando me desplomé sobre la cama me sentía totalmente desolado pero me reconfortó un poco el haber tomado la firme decisión de buscar otro trabajo. 

21/5/13

Bocadillo de aire comprimido en Fa semitendinoso

Los tentáculos retráctiles del ascensor
rezuman una niebla
esponjosa y cuneiforme. Varias
ecuaciones totalitarias anacronizan su
interior, estigmatizando
plomo
por
las pesadillas.

Resquebrajantes insolvencias mendigan
un remilgo en sepia taciturno
a pesar del frío añejo
e historiador
de
las entretelas errantes.

A día de hoy
las baldías introspecciones
acostumbran a desarmar
ficciones de mermelada.

Este ambiente centrípeto
facilita
que un noble amanecer, el
último tormento de la guerra
ignífuga
se enamore,
extraterrestremente,
de
sus
propios
designios.



14/5/13

Desechos humanos

Rob 'el sifilítico' subió cojeando a lo alto de un promontorio de basura cercano a su chabola. Con el gesto altivo de un viejo general, echó un vistazo a la abrupta extensión del vertedero, que llegaba casi hasta el horizonte desde el sur al noroeste. A su espalda, a unos diez kilómetros, se levantaba la ruinosa ciudad de Oprobium, desde donde llegaba el inconfundible sonido de una cruenta batalla. Justo encima de la urbe, una tormenta química teñía el cielo nocturno de púrpura con cada relámpago y empujaba hacia el vertedero un viento corrosivo que se combinaba con el tóxico hedor de los residuos, generando un ambiente inmundo y peligroso para la vida.

Rob, ajeno a la guerra, a la tormenta y a todo lo que aconteciera más allá de sus dominios, cayó en la cuenta de que los muchachos estaban tardando mucho en volver de la excursión a Los Barrios. Esperaba que no hubieran tenido problemas con la policía o con alguna banda rival. Él ya no podía acompañarles debido a su mal estado, pero los muchachos le profesaban admiración y respeto y nunca permitirían que le faltase de nada.

Miró al suelo y descubrió un trozo de rata muerta. «Hoy va a ser un buen día, lo presiento», pensó mientras roía los pequeños huesos. Lo hizo con tanta ansia que se le desprendió un diente. Se lo sacó de la boca y lo observó con resignación. Era un canino amarillento manchado de sangre y trocitos de carne de rata. «Joder, ya casi no me quedan», pensó.

En esas estaba cuando escuchó el claxon del viejo Land Cruiser de la pandilla. Tiró al suelo el diente y los huesecillos y bajó lo más rápido que pudo a reunirse con los muchachos, que acababan de aparcar en una especie de rotonda.

—¡Rob! ¡Eh, Rob! —gritó Jean Luc 'el tísico' bajándose del coche al tiempo que lo hacían Tomás 'el leproso' y Juan  'la plaga'— ¡Chico, traemos una sorpresa!— y siguió tocando el claxon sin parar para que todo el mundo se acercase.

Poco a poco se fue formando un círculo de individuos con las caras expectantes, mugrientos, famélicos, vestidos con harapos y portando rudimentarias armas en sus cinturones, como palos, tirachinas y cuchillos.

Tomás y Juan se dirigieron a la parte de atrás del coche y abrieron el maletero. Del interior sacaron a un joven de aspecto inerme y lo arrojaron al suelo. Tendría unos veinticinco años. Maniatado, lleno moratones, llevando por única vestimenta una camiseta que no alcanzaba a cubrir sus genitales, gritaba todo el tiempo cosas como:

—¡Por favor, no me hagan daño! ¿Y los Derechos Humanos, eh? ¿Qué pasa con los Derechos Humanos?

Rob se acercó hasta él y le dio un bofetón que lo hizo callar.

—Eso aquí no existe, pequeño —dijo—. Aquí no hay Derechos Humanos. Aquí en todo caso hay… ¡Desechos humanos! ¡Ja, ja, ja!

Y todos los demás empezaron a reír y a gritar como enfermos mentales.



Reseña de Homo Plus. Frederick Pohl. 1976

Hace poco terminé de leer Homo Plus, novela con la que Frederick Pohl ganó el premio Nébula en 1976. La historia es divertida y original y tiene un final impactante e inesperado por partida doble. Sus personajes son reales, muy humanos y sus diálogos totalmente verosímiles. Es una obra absolutamente recomendable.
Roger Torraway es un afamado astronauta que vive una existencia perfecta junto a su mujer hasta que se ve obligado a convertirse en el eje central del Proyecto Homo Plus, cuyo objetivo es salvar a la humanidad por medio de la colonización de Marte. Así pues el protagonista es convertido en una especie de grotesco superhéroe, en parte humano en parte máquina, que viajará al planeta rojo para establecer una colonia que asegure la supervivencia del ser humano.
Frederick Pohl es uno de los mejores escritores de ciencia ficción de todos los tiempos y lo ha demostrado con obras como Pórtico, Mercaderes del Espacio o ésta de la que estoy escribiendo la primera reseña de mi vida. Sus obras siempre están cargadas de humor, de ironía y de crítica social y política y todo ello con una considerable corrección científica, o al menos lo bastante buena como para parecer creíble.
Como pequeña pega, por poner alguna a esta obra genial, resulta gracioso ver situaciones ambientadas en el futuro en las que no se consigue localizar a un personaje desaparecido ya que no existen los teléfonos móviles, pero la ciencia es tan avanzada como para convertir a una persona en un ser que se desenvuelve ágilmente sobre la superficie de Marte sin ayuda de traje espacial. Pero claro, es muy fácil criticar estos detalles con la perspectiva que ofrecen 37 años de avance tecnológico. 

Portada de la edición española, fea dónde las haya

7/5/13

Esto tampoco

Aquella mañana empecé a ver las cosas de otro modo. No me refiero a cosas como el sentido de la vida o la búsqueda de la felicidad. Tampoco a los sueños, las esperanzas, el amor, la moral, la espiritualidad... no, nada de eso. Me refiero a cosas como los pies. Aquella mañana me fijé en mis pies y no me parecieron normales ¿Por qué tenían que ser así, alargados, huesudos, llenos de dedos de diferentes tamaños...? ¿No sería mejor que estuvieran más centrados y dispusiesen de unas protuberancias a ambos lados de los tobillos? Sé que no es fácil de entender, pero no consigo explicarme mejor.

Con el paso de los días, cada vez más cosas empezaron a resultarme extrañas. Me veía a mí mismo como un gran saco relleno de órganos sanguinolentos y gelatinosos: los pulmones, el corazón, la vesícula... ah, sí, y no nos olvidemos de ese montón de metros de tubo enmarañado por dónde circulan excrementos y que llamamos intestinos ¿Qué diablos era todo eso?

Dormir, comer, ir... en fin, ir al baño, son cosas que hago porque de ello depende mi vida, pero cada vez las comprendo menos. Es decir, entiendo cuál es la función de cada uno de estos actos, pero me siento extraño llevándolos a cabo. En cierto modo me siento... ridículo.

He empezado a bajar a la calle por las noches. Camino hasta un parque, enciendo un cigarrillo y me pongo a contemplar el cielo. Mis ojos se quedan clavados en un punto concreto del firmamento, en una zona en la que no parece haber nada más que un oscuro vacío; y es entonces cuando dejo de sentirme extraño. Sé que parece una tontería, pero algo me dice que mi lugar se encuentra allí.

Después de un rato doy una última calada, lanzo la colilla y observo cómo el humo se va deshilachando en el aire hasta desaparecer... Creo que voy a dejar el tabaco. Esto tampoco me parece normal.



5/5/13

Siete trucos con los que obtener ideas para escribir

Quedarse sin ideas es una mierda. La recomendación habitual es ponerse a escribir sobre cualquier cosa mientras llega la inspiración. El problema es que a veces no te apetece llenar el folio contando cómo es tu cuarto o qué hiciste la semana pasada. Quieres escribir algo bueno, algo que merezca la pena. También puede sucederte que tengas una historia interesante entre manos pero que no sepas cómo seguir, que necesites un giro, un nuevo personaje, o simplemente un buen final.

Aquí tienes unos cuantos trucos que a mí me han servido para salir del paso en estas situaciones. Espero que tú también los encuentres útiles. 


Crea un banco de ideas

Siempre que leas un relato o una novela o veas una película o un corto, anota en un documento tres o cuatro ideas clave. Con el tiempo tendrás una enorme lista a la que podrás echar un ojo cuando lo necesites. El banco de ideas siempre será más efectivo que la memoria, al menos en mi caso, que ni siquiera recuerdo mis pelis favoritas cuando alguien me pide recomendaciones.

Ejemplo:

Robinson Crusoe de Daniel Defoe

Desoír los consejos paternos.
Secuestro, conversión en esclavo y huida.
Naufragio en una isla. Supervivencia 30 años y rescate.
Diario y detalles del modo de vida en la isla.
Monólogo interior moral, filosófico y religioso.
Aparición sorprendente de un personaje (Viernes)

Usa la aleatoriedad

Deja que el destino decida sobre qué escribir y fluirán ideas a montones. Un modo de hacerlo es a partir de palabras: coge el diccionario, ábrelo por una página al azar y señala, con los ojos cerrados, un punto con el dedo. Ahí tienes tu palabra sobre la que escribir. Puedes hacerlo con dos o tres. Y si ves que alguna es una mierda (como por ejemplo “obenque”), pues pasa de ella y repite, aunque creo que es bueno intentarlo salga lo que salga. Otra posibilidad es la Wikipedia, que tiene una opción de página aleatoria, lo cual es mucho más sencillo y cómodo:


Otra poderosa fuente de inspiración son las imágenes. Aquí tienes un enlace a imágenes de Flickr. Obsérvalas y sírvete de ellas, describe lo que ves, o imagina que pasará después, qué ha ocurrido antes...


Una posibilidad más es que mediante la aleatoriedad mezcles ideas de varias historias. Te cuento un modo de hacerlo. Primero descárgate algunas listas de las mejores películas de la historia, las mejores novelas etc. Yo tiro mucho de 1001 libros que hay que leer antes de morir y 1001 películas que hay que ver antes de morir. Después obtén tres números aleatorios, por ejemplo con esta página. 


Y luego mira qué tres pelis o libros te han salido (si por ejemplo el número 20 no lo conoces, usa el primero que conozcas después del 20). De cada obra coge una o dos ideas y con ellas intenta escribir una historia. ¡Vamos a probar!

Mis números son el 250, 615 y 972. Miro en la lista de las 1001 películas y obtengo:
  • De aquí a la eternidad
  • Annie Hall
  • Pequeña Miss Sunshine
Y de las cuales saco las siguientes ideas.
  • La inminencia de una guerra.
  • Una relación de pareja que se encamina hacia su fin. 
  • Un concurso.
Vale, no es para tirar cohetes, pero es mejor que no tener nada, ¿no? Tampoco pienses que de mis trucos te va a salir la trama entera de la mejor novela del siglo. Si fuera así no los compartiría. 

Utiliza recuerdos propios y ajenos

Bueno, esto tampoco es nada nuevo bajo el Sol. La vida de uno mismo es una de las mejores fuentes de inspiración. Es increíble la cantidad de historias que puedes rescatar escarbando en la memoria y con las cuales redactar un cuento, o bien tal cual, o bien usándolas como base, cambiando desenlaces, conflictos, personajes, escenarios, tiempo etc. Piensa en cómo se pasaba contigo el abusón de clase, esos deslices semi-incestuosos con las primas del pueblo, la vez en que la policía te pilló con porros y la denuncia nunca llegó a tu casa (o sí).... Y si tu vida no da mucho de sí, pide a tus colegas o familiares que te cuenten sucesos (curiosos, oscuros, vergonzosos, cómicos, eróticos, intensos...) de las suyas. En serio, ahí hay material para dar y tomar.

Participa en concursos

He desarrollado este punto en un extenso artículo, Aprende a escribir ficción con el método de los concursos

Haz una lista de palabras chungas

Viendo pelis de los hermanos Cohen me di cuenta de que es muy frecuente que el soborno o el chantaje jueguen un papel fundamental en la trama, dándoles siempre un enfoque distinto. Son palabras chungas que dan mucho juego, o al menos se lo han dado a ellos.

Hay otras palabras que también lo dan, como asesinato, robo, suicidio, incesto, violación, tortura, secuestro, armas, mafia, corrupción, amputación, encierro, estafa, herida, golpe, paliza, atropello, adulterio, adicción, tráfico y consumo de drogas, mentiras, venganza, pelea, acoso...

Usa estas palabras que te he propuesto, añade a la lista todas las que se te ocurran y cuando estés atascado, introduce una o dos en tu historia. También podría hacerse con palabras bonitas pero, sinceramente, no creo que sean tan eficaces.

Dale la vuelta a la tortilla

Una vez leí un relato de R. Carver en el que una pareja iba a visitar a unos amigos. Creo recordar que estaban en el salón tomando algo y se oía llorar a un niño en otra habitación. El momento de ir a ver al bebé llorón se iba postergando y no sé por qué yo empecé a temer que no había tal niño, que lo que encontrarían en la habitación sería un muñeco y un radiocasette reproduciendo la grabación de un llanto. Pero no fue así para nada, sí que había un niño llorando. Ya os podéis imaginar, ¿verdad?. Utilicé esa idea para escribir un relato, titulado "¿A que es guapo?" y cuyo final os acabo de destripar, lo cual tampoco importa mucho. Lo importante es que este ejemplo ilustra otro modo de obtener ideas. Imagina qué pasaría si en una historia no ocurriese lo que quiso el autor sino otra cosa.

Utiliza manuales del tipo "Aprende a escribir" o "Taller de escritura creativa"

Creo que es muy recomendable conseguir libros de este tipo (si no puedes o quieres comprarlos siempre hay varios en todas las bibliotecas públicas) porque te enseñan a escribir correctamente, te ayudan a evitar errores y, lo más importante para el tema que estamos tratando, te proponen ejercicios sobre personajes, situaciones, ambientes etc que te pueden servir de inspiración o de punto de partida para una historia.

Aquí tienes uno gratuito.


Y ya está, estos son mis trucos para tener ideas. Quizá penséis que no son muy eficaces, pues yo no me como una mierda como escritor. La cuestión es que para triunfar en el mundo de la literatura no basta con tener buenas ideas, también hay que escribir correctamente, ser original y tener un gigantesco montón de jodida buena suerte.