8/3/22

Statu quo

 —… y, por todo ello, considero que dedicar la mitad de nuestro presupuesto a la prevención del suicidio se traduciría en un empleo más eficiente de los recursos de los que disponemos —concluyó la joven asesora.

—Es muy interesante lo que has expuesto, hermana —dijo la ministra—, pero el cometido de este ministerio, a pesar de su nombre, no es la igualdad, sino la liberación de la mujer mediante la destrucción del heteropatriarcado. Nosotras, nosotres y nosotros no podemos dedicar recursos al suicidio, pues la mayor parte de los, les y las suicidas son hombres cisgénero heterosexuales. 

—Entiendo, ministra, pero, de todas formas, si queremos salvar vidas de mujeres, tendremos muchas más posibilidades de éxito trabajando contra el suicidio, aunque también beneficiemos a los hombres. Estamos hablando de unas novecientas mujeres que se quitan la vida cada año frente a las cincuenta o sesenta asesinadas por violencia de género, una cifra que se encuentra, como ya sabemos, muy próxima a la tasa de inevitabilidad. 

—Lo que comentas es realmente interesante, hermana, y te aseguro que nos pondremos a estudiarlo lo antes posible. Ahora mismo tengo que atender otras cuestiones, pero estaremos en contacto. 

La joven asesora abandonó satisfecha y esperanzada el despacho de la ministra. Esta, por su parte, mandó llamar al jefe de su equipo de seguridad.

—Ya sabéis lo que tenéis que hacer con ella —susurró—. Y que parezca un caso de violencia machista, como siempre. 

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