20/2/22

A vueltas con los zombis - Pólvora en salvas XVII

Hoy he terminado de ver La noche de los muertos vivientes, pero la de 1990, no la original de George A. Romero. Contra todo pronóstico, me ha parecido una versión muy digna. Me han gustado la fotografía y la atmósfera, y creo que con el maquillaje lograron alcanzar unos niveles de decencia considerables para la época (al menos en lo referente a los zombis, es cierto que cuando Johny se abre la cabeza contra una lápida canta demasiado el muñeco). En esta película los muertos son muy lentos, bastante más que en The walking Dead, y no digamos ya respecto a la versión de El amanecer de los muertos de 2004, o a 28 días después o a Guerra mundial Z. De hecho, el propio Romero mostró su desaprobación ante esta peculiaridad de los caminantes (serían más bien corredores o velocistas) de nueva generación, pues el rigor mortis impediría a estos demostrar demasiada agilidad. En mi opinión, la velocidad a la que se mueven los zombis de la serie es la más adecuada, pues es la que ofrece mejor equilibrio entre emoción y posibilidades de supervivencia ante un ataque. Por otra parte, me ha resultado interesante detectar una gran cantidad de elementos de la serie que probablemente hayan podido tomar de esta película. Por ejemplo, la situación de un zombi solitario con el tren inferior dañado que se arrastra por el suelo y al que el protagonista decide, digamos, liberar de su sufrimiento; o la de una zombi que sujeta una muñeca; o la de utilizar a los zombis en peleas para ofrecer espectáculo; o la de amontonar una gran cantidad de muertos-muertos para quemarlos. Incluso aparece un personaje secundario al final, un redneck, que me ha recordado mucho a Negan, no solo en su forma de hablar o en su lenguaje corporal, sino incluso físicamente. En fin, que aquí queda esto, un irrisorio paso para la humanidad pero un considerable paso para el friki de los zombis. 

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