Resulta complicado determinar con precisión cuántas historias, de entre las que escribió Miguel Delibes, pueden ser categorizadas como novelas y cuántas como relatos. Las proporciones dependerán de cómo consideremos un pequeño conjunto de narraciones fronterizas. Es seguro que Delibes publicó, como mínimo, veinte novelas [1]. Sin embargo, esta nómina podría ampliarse en función del género que le asignemos a Viejas historias de Castilla la Vieja [2], a «La partida», a «La mortaja», a «El loco», a «Los nogales» y a «Los raíles» [3] . Escapa a los objetivos del presente trabajo analizar esta cuestión en profundidad, por lo que me limitaré a apuntar que Delibes escribió entre 20 y 23 novelas, y entre 30 y 49 relatos, que, en cualquier, caso darían un total de entre 53 (23 novelas + 30 relatos) y 69 (20 novelas + 49 relatos) narraciones. Esta dificultad no pasó desapercibida para Delibes y así y se lo comentó a Ramón García Domínguez: «hay ciertos relatos míos que resulta difícil clasificarlos: si como cuentos largos o novelas cortas. La mortaja, por ejemplo. O El loco, o Los raíles…» (ibíd: 431).
Por otra parte, el vallisoletano tenía una opinión ambigua respecto a las narraciones breves, pues, por un lado, veía «más mérito en escribir breve que largo, en encerrar en diez folios una historia cabal sin necesidad de estirarla porque sí» (ibíd) y por otro consideraba que una «novela, breve o larga, es algo más complejo» (ibíd). Pero resulta interesante que Delibes, más que atendiendo a la extensión, diferenciaba los dos géneros narrativos precisamente en función de su complejidad, de tal forma que el cuento sería una historia lineal y simple mientras que en una novela se entrecruzarían historias y personajes (ibíd). Tal vez de esto podríamos concluir que pudiera darse una obra A de una extensión menor que otra B, pero que debido a la complejidad en cuanto a historias y personajes, llegase a considerarse A como novela breve y B como relato extenso.
En cualquier caso, resulta curioso que Delibes se alejase del cuento después de los años sesenta, ya que en 1993 declaró que este género constituía su «espacio literario natural», debido a la importancia que otorgaba a los personajes, pues, cuanto más breve es la narración, mayor papel juegan, de tal forma que en el cuento «basta una viñeta sensible del personaje central para imprimir a la narración un hálito de vida» (ibíd: 429). Es probable que Delibes no se animase a escribir más cuentos por dos motivos. El primero, que el desarrollo de su carrera como novelista le fuese aportando la holgura económica necesaria para no tener que depender de la publicación de cuentos en revistas y, el segundo, que sus novelas en general tenían una extensión lo bastante breve como para sentirse cómodo con ellas .
NOTAS
[1] Son las que aparecen en este enlace de la Fundación Miguel Delibes.
[2] Sobejano no incluyó Viejas historias de Castilla la Vieja entre los libros de relatos de Delibes, mientras que los editores de Viejas historias y cuentos completos y la FMD, sí lo hicieron. Ramón García Domínguez en principio no se posiciona pero después dice que Delibes publicó veintinueve cuentos, lo que implica que no considera como tales a los capítulos de Viejas historias de Castilla la Vieja, sino como partes de una novela, igual que Sobejano.
[3] Considero que, por su extensión de entre cuatro mil y nueve mil quinientas palabras, las narraciones «Los nogales», «La partida» y «La mortaja» no pueden llegar a considerarse novelas breves sino relatos extensos. Por su parte, «Los raíles» y «El loco» sí que permitirían debate al respecto dadas sus extensiones de unas quince mil y diecinueve mil palabras.
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