23/11/25

Nanorrelatos cronocinéticos

Os invitamos a viajar por senderos donde el tiempo deja de ser un simple reloj y se convierte en un espejo roto, una amenaza o un consuelo inesperado. Cada pieza explora, en apenas un instante, las paradojas, ironías y abismos que surgen al doblar la línea temporal. Son destellos de futuros improbables, pasados corregidos y presentes que se deshacen entre universos. Pequeñas grietas narrativas por las que asomarse al vértigo de lo imposible.


UN MUNDO MUY FELIZ

El crononauta avanzó diez mil años para descubrir un tiempo en el que no había guerras ni odio. Tampoco gente. Solo robots cuidando gatitos.

POR POCO

Se desplazó hasta la Viena del año 1910 y, cuando estaba a punto de matar al joven Adolf Hitler, otro cronosicario le disparó por la espalda. Mientras agonizaba, logró preguntar a su agresor si lo enviaba la GESTAPO, el KGB, la CIA, el FBI…
—Todos —le respondió aquel hombre justo antes de volver a disparar.

INALCANZABLE

La niña y el niño se miran a través de la brecha cuántica generada por el accidente. Pertenecen a universos distintos, pero muy relacionados. De hecho, en el futuro, ella tendrá un hijo igual que él, y él tendrá una hija igual que ella, aunque ninguno de los dos recordará este momento.

EMPRENDIMIENTO

No se nos permite viajar al pasado, por si alteramos el presente, así que me dedico a organizar cacerías humanas en el futuro. 

Me estoy forrando.

ENCUENTRO FORTUITO

Hubo una invasión. Eran nuestros yoes futuros, viejos y cansados. Hablaron con nosotros y las paradojas temporales dinamitaron el espacio.

CRONOPARRICIDIO

Viajé al pasado y asesiné a mis padres antes de que se conocieran, así que, una de dos: o bien las paradojas temporales son posibles, o bien soy adoptado.

CON OTROS OJOS

El hombre del futuro quiso saber cómo me ganaba la vida, pero se desmayó nada más verme en acción. No sabía lo que era un matadero.

PENA

Me han condenado a viajar a velocidades relativistas. Cuando vuelva a la Tierra, mi mujer estará muerta y mis hijos serán ancianos.

CRIOGENIA

—¿Cuánto tiempo...? —preguntó tras abrir los ojos. 
—Mil años y un día —le respondió uno de sus clones.

SUEÑO PROFUNDO

—¿Cuánto tiempo...? —preguntó tras abrir los ojos. 
—El tiempo ya no existe —le respondió algo.



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