13/3/24

Bukowski vs Camus

Camus, relato de Bukowski publicado
en la revista High Times
Cualquier gran aficionado a los textos de Charles Bukowski sabrá de sobra que su escritor predilecto fue, con mucho, John Fante. Sin embargo, Hank era aficionado a la prosa de algún que otro autor más, como Céline, Kanut Hamsung o Dostoievski. Pero, ¿qué podemos decir sobre la relación de Bukowski con la obra del premio nobel francés Albert Camus? Afortunadamente nuestro autor no se cortaba a la hora de tratar cuestiones literarias en sus escritos y podemos adentrarnos en ellos para explorar esta interesante cuestión. 

Para empezar, Bukowski escribió un relato titulado Camus que está recogido en su libro Hijo de Satanás y el cual por cierto yo incluí en mi lista de los diez mejores relatos de nuestro escritor maldito, allí podéis leer un pequeño comentario al respecto. En este relato, el protagonista, un viejo y borracho profesor de literatura, les dice a sus alumnos: «No os suspenderé si alguno de vosotros me dice el nombre de un escritor bastante bueno. El nombre deletreado al revés es «s-u-m-a-c». Curiosamente, el nombre del literato francés no vuelve a hacer acto de presencia, ni antes ni después de esa intervención, salvo en el título del relato, claro. Puede que haya alguna referencia más en el resto del texto, pero yo no la he captado. No soy un gran seguidor de la obra de Camus, solo he leído El extranjero y La peste, aunque ambos me fascinaron y quiero volver a leer el primero, así como probar con El mito de Sísifo

Hank también menciona muy de pasada a Camus en una estrambótica escena del relato El día que hablamos de James Thurber, recogido libro Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones. El protagonista charla tranquilamente de literatura con una jovencita que le ha confundido con André Bretón justo después de que un jovencito le haya practicado una felatio sin mediar palabra. El narrador nos cuenta: «Luego me subí la cremallera y serví otros tres vinos. Seguimos simplemente allí sentados, hablando y bebiendo. No sé cuánto duró el asunto. Wendy tenía unas piernas maravillosas y unos tobillos finos y torneados que giraba constantemente como si tuviese fuego debajo o algo así. Conocían su literatura. Hablamos de varias cosas. Sherwood Anderson… Wines-burg, todo ese rollo. Dos. Camus. Los Granecs, los Dickeys, las Bronté; Balzac, Thurber, etc., etc».

Bella portada de la
edición francesa de
1961 de El extranjero
de Camus

El libro Música de cañerías contiene otros dos relatos donde Camus es mencionado. El primero, titulado Grita cuando te quemes, es un relato típico de Hank (alcohol, mujeres, literatura…) y en él se ofrece un comentario mucho más elaborado sobre Camus, de hecho, el título hace referencia a él, pues Bukowski consideraba que Camus sería del tipo de escritores que no gritaría al quemarse, es decir, de los que les falta sentimiento, supongo. El protagonista está tirado en la cama bebiendo whisky con agua y (h)ojeando un libro del escritor francés, Resistance, rebelión and death, del que no parece haber traducción al español, y el narrador ofrece esta reflexión: «Camus hablaba de la angustia y el terror y de la miserable condición del Hombre, pero hablaba de ello de un modo tan florido y agradable… su lenguaje… uno tenía la sensación de que las cosas no le afectaban ni a él ni a su forma de escribir. En otras palabras, las cosas igual podrían ir sobre ruedas. Camus escribía como un hombre que acabara de darse una buena cena con bistec, patatas fritas y ensalada, todo regado con una botella de buen vino francés. Tal vez la humanidad sufriera; él no. Tal vez fuera un sabio, pero Henry prefería a alguien que chillara cuando se quemaba». Un poco más tarde, mientras el protagonista bebe cervezas y mira por la ventana pasar a varias enfermeras, piensa: «Apuesto a que Camus nunca atisbó por las ventanas». El otro relato contenido en Música de cañerías que nos interesa se titula Una noche helada y también es un cuento bastante típico de nuestro autor, aunque contiene la peculiaridad de que tiene lugar un asesinato. La cuestión es que, mientras habla por teléfono con una chica, el protagonista, llamado Leslie, reflexiona que debería cortarle a esta el rollo como una guillotina y, entonces, piensa a través del estilo indirecto libre del narrador: «¿Quién había escrito aquel excelente ensayo sobre la guillotina? ¿Camus? Sí, Camus. Camus también era un plomo. Pero el ensayo sobre la guillotina y El extranjero eran excepcionales».

Edición turca de Escritos
de un viejo indecente

En Escritos de un viejo indecente, que no es propiamente un libro de relatos, sino una recopilación de los textos publicados por Bukowski en su columna semanal del periódico Open City, Camus es mencionado en varias ocasiones. Por ejemplo, Hank comenta que él no es del tipo de gente que está muy preocupada por la humanidad, como Camus, pues la mayor parte de la gente le repugna, pero que aun así no le gusta ver cómo los miserables se aprovechan de la tragedia . En otra columna, hablando de los escritores que no tienen calle, como podría decirse en términos actuales, comenta: «cuando Camus empezó a hacer discursos en las academias, murió su fuerza de escritor. Camus no empezó como orador, sino como escritor; no fue un accidente de automóvil lo que le mató, no». Por último, en otra columna, Bukowski ofrece un interesante párrafo que podría constituir un completo resumen de sus gustos literarios y que vale la pena reproducir: «en primer lugar, lee a Céline. el mejor escritor en dos mil años. incluye, por supuesto, EL EXTRANJERO de Camus. CRIMEN Y CASTIGO. LOS HERMANOS. Kafka entero. todas las obras del escritor desconocido John Fante. los cuentos cortos de Turgueniev. evita a Faulkner, Shakespeare y sobre todo a George Bernard Shaw, la fantasía más pomposa de todos los TIEMPOS, una auténtica mierda con conexiones políticas y literarias de lo más increíble. el único más joven que se me ocurre con carretera pavimentada delante y beso en el culo si hace falta fue Hemingway, pero la diferencia entre Hemingway y Shaw es que Hem escribió algunas cosas buenas al principio y Shaw escribió siempre mierda».

En el libro de diarios El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, Hank menciona de nuevo muy brevemente a Camus al decir que antes los escritores eran más escritores, señalando que él mismo se coló en aquella época cuando publicaron un cuento suyo en una revista junto a textos de autores como Sartre y, tal vez, Camus, no lo recuerda porque alguien le robó su ejemplar. 

Dos veces aparece el nobel francés citado en el libro Fragmentos de un cuaderno manchado de vino. La primera es en el texto de larguísimo título En defensa de cierta clase de poesía, cierta clase de vida, cierta clase de criatura llena de sangre que algún día morirá, donde Hank elabora una lista de artistas cuyas obras perdurarán a pesar del paso de los siglos y allí, junto a Matisse, Dostoievski o D. H. Lawrence, Bukowski sitúa a «Camus, por supuesto». Después, en ¿Deberíamos quemarle el culo al tío Sam? Bukowski vuelve a referirse al trágico final de Camus en estos términos: «Camus iba por ahí dando conferencias en las Academias hasta que el accidente de coche lo salvó de esa clase de vida». 

Por último, en La enfermedad de escribir, un volumen que recoge reflexiones sobre literatura seleccionadas de sus cartas, Bukowski ofrece otro interesante párrafo donde reflexiona sobre lo que para él es el mayor problema de la literatura, el cual sería: «que ha habido un abismo demasiado grande entre la literatura y la vida; quienes han creado literatura no han escrito sobre la vida y los que han vivido la vida han sido excluidos de la literatura. Por supuesto, ha habido avances en la historia de la humanidad: Dos[toievski], Céline, las primeras obras de Hemingway y Camus, los relatos de Turguéniev, Knut Hamsun y Hambre, Kafka, Gorki en su etapa prerrevolucionaria y algunos más…, pero la mayoría ha sido una auténtica bazofia, y desde 1955 la bazofia no ha hecho más que propagarse. Nos hemos tragado a un montón de gilipollas inútiles desde entonces, ahora ya nadie rompe moldes y apenas ha habido avances porque los buenos escritores escriben muy bien pero se parecen demasiado, así que estamos estancados… no hay GIGANTES».

En definitiva, podríamos concluir que Camus fue un escritor bastante apreciado por Bukowski, seguramente mucho más de lo que se suele pensar, habida cuenta de que lo menciona, al menos, en siete de sus libros, normalmente en términos elogiosos, situándolo como uno de los pocos escritores cuyas obras sobrevivirán al paso de los siglos. Sin embargo, cabría matizar que Hank admira esencialmente la obra del primer Camus, sobre todo El extranjero, tal vez por considerar que se trata de una literatura mucho más llena de vida que la que el escritor francés pudo haber ofrecido en etapas posteriores. Los admiradores de la obra nuestro querido escritor maldito estadounidense tal vez encuentren provechoso explorar las páginas de Albert Camus en busca de sabrosas conexiones literarias. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario