8/12/23

Aprovecha el tiempo, pues los años vuelan y algún día morirás - Pólvora en salvas XXIII

Me encantan las locuciones latinas porque son breves, suenan bien y suelen encerrar grandes cantidades de sabiduría. Entre mis favoritas, hay tres que hacen referencia al transcurso del tiempo y que vienen a transmitir casi la misma idea. Son carpe diem, tempus fugit y memento mori. De hecho, sus significados pueden combinarse en una sola sentencia más extensa y poderosa y que he utilizado para titular este artículo: APROVECHA EL TIEMPO, PUES LOS AÑOS VUELAN Y ALGÚN DÍA MORIRÁS.

Aquellos que estamos interesados en el amplio mundo del desarrollo personal somos conscientes de lo importante que puede ser aprovechar nuestros días al máximo. Hay tantos libros que leer, tantas disciplinas que probar, tantas cosas que aprender, tantos sitios que visitar, tantas personas que conocer, tantos momentos que compartir… Sin embargo, ahí está nuestro tiempo, una cantidad que no solo no puede crecer, sino que se reduce día a día, minuto a minuto, y de la que ni siquiera podemos conocer su medida, pues la fecha de nuestro final constituye un enigma, por desgracia o por fortuna, irresoluble. 

Así pues, lo único que nos queda a este respecto es, por un lado, dejar de desperdiciar nuestro tiempo como si fuera algo infinito y, por otro, tratar de aprovecharlo para llevar a cabo durante su transcurso el mayor número posible de actividades que aporten valor a nuestras vidas. Un modo muy interesante de poner esto en práctica sería hacer varias cosas a la vez. No estoy hablando de la multitarea, que, al parecer, se ha demostrado que es imposible. Hablo de realizar al mismo tiempo una actividad que demande tu atención y otra que no lo haga, o, que al menos, no lo haga en gran medida. 

A lo largo de mis años transitando los caminos del desarrollo personal, he ido a dar con varias combinaciones de este tipo y hoy quiero compartir con vosotros las tres que considero más útiles e interesantes.

1) Lee mientras descansas en el gimnasio

Leer es uno de los mejores hábitos que podemos implementar en nuestra vida. Te entretiene, reduce el estrés y mejora tu vocabulario, tu ortografía, tus habilidades expresivas, tu imaginación y tu nivel cultural, por citar solo algunas ventajas. Los que somos auténticos yonquis de la lectura lamentamos no disponer de más tiempo para adentrarnos entre las páginas de la inmensa lista de libros que tenemos pendientes, pero lo cierto es que podríamos leer mucho más si aprovecháramos los ratos muertos que nos ofrece nuestra cotidianidad

En este sentido, constituye todo un clásico leer en el transporte público, pero yo quería ser un poco más original, por lo que mi propuesta consiste en aprovechar los descansos entre series en el gimnasio. Por lo general, estos parones se prolongan durante un minuto y medio, dos o incluso tres minutos en determinadas rutinas. La mayoría de la gente los gasta en revisar las redes sociales, charlar o dar vueltas mirando a las musarañas. Si tomamos la determinación de invertir ese tiempo en lectura, la cantidad de libros que leemos al año puede incrementarse significativamente. 

Veámoslo con el ejemplo de una persona que vaya al gimnasio tres veces a la semana y que realice en cada sesión siete ejercicios de cuatro series. Redondeando a la baja, esto daría unos 25 minutos de descanso por sesión, lo que serían 75 minutos a la semana, o unas 65 horas al año. ¿Cuántos libros se pueden leer en ese tiempo? Pues la nada desdeñable cantidad de 6 o 7 libros de 200 páginas (en realidad pueden ser unos cuantos más). 

Creo que la posibilidad de leer varios libros más al año casi sin esfuerzo y sin la sensación de tenerle que dedicar tiempo resulta más que tentadora. Mi recomendación es hacerlo utilizando un Kindle. Es verdad que podemos leer libros en papel, pero resulta mucho más incómodo, no solo por el hecho de que el libro electrónico es más manejable, sino porque te evita estar buscando por dónde te quedaste la última vez cuando empiezas un nuevo descanso. En el Kindle esto se soluciona poniendo la letra bastante grande, lo que facilita enormemente encontrar el punto donde pausaste la lectura. 

2) Aprende idiomas mientras te arreglas

Creo que resulta ocioso relatar las ventajas que tiene hoy en día el aprendizaje de una segunda o tercera lengua. Por otra parte, tampoco pretendo atribuirme la idea de escuchar algo mientras te duchas y te preparas para ir a clase o al trabajo. Mi propuesta se concretiza en aprovechar, mientras realizas esas tareas (que no requieren casi atención, al encontrarse altamente automatizadas), para mejorar tu listening. Es decir, en vez de ducharte, afeitarte, preparar el desayuno y todo lo demás al ritmo de Los 40 Classic, invierte ese tiempo en escuchar podcast en inglés (o en la lengua que estés aprendiendo). Si lo haces casi todos los días, podríamos estar hablando fácilmente de más de 150 horas al año dedicadas a aprender un idioma, lo cual puede marcar una gran diferencia en esta cuestión. 

Si controlas bastante, podrás encontrar una amplia oferta en Internet. Es recomendable que los programas que elijas traten sobre temas que te interesen, pues así tu cerebro se esforzará más en entender el mensaje y tenderás menos a desconectar. Sin embargo, si no tienes demasiado nivel, puede resultar difícil encontrar algo que merezca la pena, pues lo ideal con el listening es que lo que escuchas solo esté un poco por encima de tu nivel actual, de forma que puedas entender una gran parte del mensaje. Si no logras comprender más de la mitad de lo que se dice, en la práctica será como estar escuchando ruido blanco. 

Por todo ello, quiero recomendaros que os habituéis a un podcast que me acompaña desde hace muchos meses y que es una auténtica maravilla. Se llama Listening Time y en él su creador habla en cada capítulo sobre un tema, los cuales suelen ser casi siempre interesantes y de lo más variado (algunos ejemplos son: los sueños, el cine, la inteligencia artificial, el día de la madre, la comida basura, los deportes extremos, el patriotismo, la lectura, la antigua Grecia…), con la particularidad de que se expresa de un modo un poco más claro y un poco más lento de lo que lo haría en una conversación normal. Este tipo de input comprensible es el entrenamiento perfecto para empezar a entender otro tipo de materiales audiovisuales que, por ahora se encuentran, fuera de nuestro alcance, algo que puede cambiar poco a poco sin que te des cuenta. 

3) Transcribe tu diario mientras caminas 

Los paseos suponen otra gran oportunidad para aprovechar el tiempo, tanto si caminas ex profeso (otra maravillosa locución latina) como si lo haces porque no te queda otra. Son varias las actividades combinables con las caminatas (escuchar música, escuchar podcast, reflexionar, buscar ideas creativas, incluso leer), pero la que yo propongo es la elaboración de un diario utilizando una app de transcripción. 

Llevar mi diario se ha convertido para mí en una actividad absolutamente irrenunciable y, aunque hacerlo posee múltiples ventajas, considero que la principal es su utilidad como almacén de ideas y de recuerdos. Es una verdadera lástima la cantidad de experiencias y pensamientos que vamos olvidando día tras día y, al mismo tiempo, si no lo has experimentado, no te imaginas lo satisfactorio que resulta leer los detalles de lo que hiciste un día cualquiera de hace unos años o incluso unos meses. Además, he comprobado por mí mismo que solo conservamos una parte de algunos recuerdos, mientras que olvidamos otras. Por ejemplo, yo recordaba perfectamente que tuve un incidente con mi vecino hace justo un año, pero había olvidado por completo hasta que lo leí ayer, que aquella noche me la pasé soñando con lo que me había ocurrido y despertándome en medio de la oscuridad sin estar seguro de si el suceso había tenido lugar en la realidad o no. 

A pesar de todos estos pros, escribir nuestro diario puede llevarnos bastante tiempo, lo cual podría hacernos desistir. Gracias a la transcripción, podremos registrar las cosas que hacemos cada día, las ideas que tenemos o cómo nos sentimos sin ningún esfuerzo. Después podemos copiar el texto, pasarlo a la app de Word, ponerle la fecha como título y que quede almacenado en la nube, constituyendo una especie de disco duro externo maravilloso para nuestra memoria. 

Espero de corazón que estas tres propuestas os hayan resultado interesantes y que os apetezca implementarlas en vuestras vidas. Recordad que, incluso aunque no las sigáis siempre, aunque no leáis en todos los descansos ni hagáis listening en todas vuestras duchas ni transcribáis vuestras cavilaciones en todos vuestros paseos, aunque solo lo hagáis algunas veces, siempre valdrá la pena el esfuerzo, pues cada minuto que logremos rescatar de cualquier rato muerto supondrá, en cierto modo, aumentar nuestro tiempo de vida. 

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