Ofrecemos aquí un comentario de texto de nivel universitario en torno al siguiente fragmento del artículo Este país, de Mariano José de Larra. Puedes apoyarme comprando un libro del famoso escritor español en este enlace:
Cuando oímos a un extranjero que tiene la fortuna de pertenecer a un país donde las ventajas de la ilustración se han hecho conocer con mucha anterioridad que en el nuestro, por causas que no es de nuestra inspección examinar, nada extrañamos en su boca, si no es la falta de consideración y aun de gratitud que reclama la hospitalidad de todo hombre honrado que la recibe; pero cuando oímos la expresión despreciativa que hoy merece nuestra sátira en bocas de españoles, y de españoles, sobre todo, que no conocen más país que este mismo suyo, que tan injustamente dilaceran, apenas reconoce nuestra indignación límites en que contenerse.
Borremos, pues, de nuestro lenguaje la humillante expresión que no nombra a este país sino para denigrarle; volvamos los ojos atrás, comparemos y nos creeremos felices. Si alguna vez miramos adelante y nos comparamos con el extranjero, sea para prepararnos un porvenir mejor que el presente, y para rivalizar en nuestros adelantos con los de nuestros vecinos: sólo en este sentido opondremos nosotros en algunos de nuestros artículos el bien de fuera al mal de dentro.
Olvidemos, lo repetimos, esa funesta expresión que contribuye a aumentar la injusta desconfianza que de nuestras propias fuerzas tenemos. Hagamos más favor o justicia a nuestro país, y creámosle capaz de esfuerzos y felicidades. Cumpla cada español con sus deberes de buen patricio, y en vez de alimentar nuestra inacción con la expresión de desaliento: «¡Cosas de España!», contribuya cada cual a las mejoras posibles. Entonces este país dejará de ser tan mal tratado de los extranjeros, a cuyo desprecio nada podemos oponer, si de él les damos nosotros mismos el vergonzoso ejemplo.
El texto se encuentra dividido en tres párrafos de tamaño similar
formados por enunciados de considerable extensión. En el primero, destacan varias subordinadas
adjetivas de las que el autor se sirve para describir en detalle a los
individuos de los que está hablando, habida cuenta de que en este segmento es
el discurso expositivo el predominante. En los dos últimos párrafos, percibimos
un cierto cambio estructural, pues los enunciados se acortan y el discurso pasa
a ser sobre todo exhortativo. Aunque continúan apareciendo subordinadas,
apreciamos que aflora la coordinación y yuxtaposición oracional.
Atendiendo a la estructura temática, vemos que Larra utiliza
el primer párrafo para exponer la realidad que desearía cambiar mediante las sugerencias
que plantea en el segundo y tercero, explicando que es comprensible que los
extranjeros originarios de países más avanzados critiquen el nuestro, pero que
sin embargo le resulta indignante que esa misma crítica la esgriman ciudadanos
autóctonos que ni siquiera han traspasado las fronteras españolas. Los dos
últimos párrafos son temática y discursivamente muy similares y se componen de
una serie de consejos encaminados a paliar la situación descrita en el primer
párrafo, rematada por una oración enunciativa: en la del segundo párrafo,
explica que cuando en sus artículos critique a España por oposición al
extranjero lo hará, siguiendo sus propios consejos, con el único objetivo de
generar una sana rivalidad que empuje a sus compatriotas a trabajar por el
progreso social, mientras que en la del tercer párrafo comenta que la
consecuencia de poner en práctica sus consejos será que los extranjeros dejen
de hablar mal de España, aprovechando ya en última instancia para reprochar de
nuevo la actitud censurada en el primer párrafo.
Estilísticamente, vemos un escrito en el que destacan la
claridad y la sencillez, características que sirven al objetivo del autor, que consiste
en exponer una idea y promover un cambio en los lectores. De este modo, se
observa un léxico del registro coloquial salvo por el uso equilibrado de
ciertos términos cultos como despreciativa,
dilaceran, funesta, denigrarle, patricio, que consiguen enriquecer
estéticamente el texto sin dificultar su comprensión. Como podemos ver en la
siguiente imagen, destaca claramente el uso de sustantivos y verbos (en tonos
verdes) frente a adjetivos calificativos y adverbios (en tonos azules), lo que
facilita una lectura dinámica y amena. Llama la atención que el número de
adjetivos se incrementa a partir del segundo párrafo, pero sobre todo en el
tercero, donde parece que el autor pretenda resaltar la función poética del
texto, quizá con el objetivo de potenciar la atención del lector sobre sus
consejos al dotarlos de una mayor expresividad estética.
Podemos observar ciertas figuras de repetición que aportan
ritmo y musicalidad, como la anáfora del primer párrafo, cuando oímos, situada en la primera y quinta líneas, o en el
comienzo de los dos últimos párrafos, en que utiliza la siguiente estructuraparalelística: verbo en primera persona del plural con semantismo similar
relacionado con hacer desaparecer + breve segmento entre comas + resto del
párrafo. Un efecto similar es el logrado por la utilización reiterada de formas
verbales en primera persona del plural a lo largo del segundo párrafo y la
mitad del tercero. Este uso del plural mayestático tiene también una función
pragmática (a partir de la segunda mitad del tercer párrafo se lleva a cabo
mediante la utilización de formas verbales en tercera persona del singular en
modo subjuntivo), la de suavizar el tono del discurso exhortativo, haciéndolo
menos autoritario, agresivo y culpabilizador de lo que sonaría si el emisor se
dirigiese a los lectores en segunda persona. Este tipo de medidas incrementan
la eficacia comunicativa del texto, al reducir las posibilidades de generar
rechazo en los receptores.
El tema nos viene indicado por los campos semánticos
principales que encontramos. Podemos ver que algunas de las palabras léxicas
que más se repiten son país, extranjero(s) y España y sus derivadas. Otras palabras relacionadas con el progreso
y la política también aparecen frecuentemente, como ilustración, porvenir, justicia, presente, o mejoras. Por
último, cabe destacar un conjunto de conceptos como lenguaje y expresión
acompañados por adjetivos negativos como despreciativa,
humillante o funesta. De todo ello podemos concluir que el tema del texto es la
actitud destructiva que manifiestan los españoles coetáneos del autor ante la
situación de atraso de su país, tema que Larra expone y censura en su artículo
con cierta vehemencia romántica, aunque sobre todo con razonado espíritu
ilustrado, ofreciendo un representativo ejemplo de su patriotismo crítico.
BIBLIOGRAFÍA
ALBORG, J. (1989). Historia de la literatura española. El
Romanticismo. Tomo IV. Madrid: Gredos.
DOMÍNGUEZ CAPARRÓS, J. (2010). Análisis métrico y comentario estilístico de
textos literarios. Madrid: UNED.
LARRA, M., RUBIO, E. (2004). Artículos. Madrid: Cátedra.
MENÉNDEZ PELÁEZ, J. (2005). Historia de la literatura española. Volumen
III. León: Everest.
SUÁREZ, A., MILLÁN, C. (2011). Introducción a la literatura española. Guía
para el comentario de texto. Madrid: UNED.

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