25/12/25

Cómo bloquear la pornografía de una vez por todas - Pólvora en salvas XIX

El porno de hoy en día no tiene mucho que ver con el de antaño. En mis tiempos púberes, nos dábamos con un canto en los dientes si de vez en cuando caía en nuestras manos una revista guarra o alguna película que alguien hubiera grabado furtivamente del mítico Canal Plus. Lo que ocurre, es que aquella manera clandestina, limitada y, en cierto modo, inocua, de consumir contenidos pornográficos, ya no existe. Los varones del presente comienzan a zambullirse en el océano de la lujuria visual a edades cada vez más tempranas y lo hacen de un modo repentino, radical, de cero a cien en un segundo. Los grandes portales pornográficos ofrecen a los usuarios una cantidad de material virtualmente infinita, no siendo menos inmensa la variedad de dicho contenido, el cual aparece clasificado en un universo de categorías que resultaría casi imposible enumerar. Estas cualidades de la oferta pornográfica moderna, combinadas con su inmediatez y facilidad de acceso, con el modo solitario y secreto en que se consume y con su supuesto coste cero, están generando un verdadero ejército de hombres adictos que ni si quiera saben que lo son.  

Pero lo más grave de todo este asunto son las consecuencias que acarrea dicha adicción. La web y libro Your brain on porn ofrece una amplia información al respecto basada en varias decenas de estudios que relacionan el consumo de pornografía en línea con problemas sexuales como la disfunción eréctil, la eyaculación precoz y la retardada, la anorgasmia y la falta de libido. Además de esto, puede darse un fenómeno llamado desensibilización, el cual lleva al usuario a necesitar cada vez mayor tiempo de consumo y/o acceso a contenidos cada vez más fuertes para lograr los mismos niveles de estimulación. Por si fuera poco, muchos expertos alertan de que puede producirse desconexión emocional con la pareja, ansiedad social, depresión o baja autoestima, por citar solo algunos efectos. 

Los testimonios de hombres cuyas vidas se encuentran desechas por culpa del consumo de pornografía son abundantísimos y cualquier persona podrá encontrar cientos de ellos explorando los comentarios de vídeos sobre el tema en plataformas como YouTube. A pesar de estar sufriendo estas terribles consecuencias, para muchos resulta prácticamente imposible abandonar el hábito.

Si tú te encuentras en esta situación, o conoces a alguien que lo esté, quiero que sepas que es posible vivir alejado de ese pozo siniestro y destructivo que es la pornografía. Lo sé porque yo mismo he librado esa batalla durante años y, finalmente, he logrado alcanzar un éxito, no perfecto, pero sí bastante satisfactorio. Desde mi experiencia, puedo asegurarte que, si logras acumular una cierta racha de abstinencia inicial, los impulsos por consumir se irán volviendo cada vez más débiles y, por tanto, mantenerte limpio te resultará cada vez más fácil. Pero soy consciente de que construir esa buena racha inicial puede parecer impresionantemente complicado, por lo que quiero recomendarte que empieces bloqueando el contenido pornográfico en tus dispositivos. 

Para lograr un bloqueo eficiente de la pornografía vas a necesitar dos cosas, a mi entender, imprescindibles: un amigo y un poco de dinero. Esto se debe a que aplicar bloqueos gratuitos suele acabar siendo ineficaz. Pero no te preocupes, el coste monetario es perfectamente asumible por la mayor parte de la población, y tu amigo no te va a juzgar, pues es casi seguro que él también sea adicto a la pornografía, lo sepa o no. 

Mi recomendación, después de muchos años de prueba y error, es que instales el programa de control parental Qustodio en tu PC y en tu móvil, que pagues la suscripción anual (unos 43 euros al año) y que tu amigo disponga de la contraseña, como si tú fueras su hijo. Lo suyo es que creéis una dirección de correo nueva y que solo sirva para que tu amigo acceda a Qustodio. Eso sí, pídele que apunte en algún sitio dichas dirección y contraseña. 

Con esto, en teoría, tus dispositivos quedarán libres de contenidos pornográficos y tú podrás iniciar esa racha de abstinencia inicial que te permitirá ir construyendo una vida física, mental y espiritualmente mucho más sana. Pero si, al igual que yo, eres un tremendo zascandil que no puede parar de enredar hasta liarla parda y necesitas un extra de protección, puedes utilizar el programa Cold Turkey (un solo pago de 39 euros y ya lo tienes para siempre) para el PC, o la aplicación AppLock para móvil (gratis). Estas herramientas no bloquean contenido para adultos, sino programas, aplicaciones o páginas web concretas a través de contraseñas o números PIN. 

Dejar la pornografía merece mucho la pena: se recuperan claridad, energía y una relación más sana con uno mismo y con los demás. Los bloqueos no son una demostración de debilidad, sino una ayuda inteligente en las primeras etapas, cuando la tentación es más fuerte. Si te das esa ayuda inicial y perseveras lo suficiente como para que el impulso empiece a perder fuerza, descubrirás que la libertad acaba llegando. Y cuando lo hace, todo el esfuerzo previo cobra sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario