15/3/24

Seiscientos lúmenes por metro cuadrado

La vi llegar liviana y resplandeciente,
acercándose hacia mí
como nubes iluminadas por la gracia divina. 

La vi llegar caminando entre los muros,
bajo los cielos abiertos,
sobre los campos de asfalto. 

La vi llegar y su visión conmovió mi alma. 

Mi alma, mi pobre alma fuliginosa,
lacerada por el devenir de los ciclos,
marchita como lirios rotos flotando en un charco. 

Mi alma, mi pobre alma quebrantada,
tan vacía, tan llorosa,
tan oscura como el fondo de la noche. 

Mi alma, la más lamentable de las sustancias,
la más apagada de las entidades,
un manojo de entrañas regurgitadas,
un ramillete de vísceras descompuestas. 

Mi alma, el error más atroz de la historia,
la más abominable de las maldiciones.

¿Queréis que os muestre mi alma?

Ahora deslumbra un poco.  


NOTA 1: El título de este poema hace referencia al nivel de iluminación que se da en el amanecer. Este dato permite identificar la aparición de la mujer descrita en el texto con la salida del sol, dos hechos que implicarían la desaparición de la oscuridad o las tinieblas, ya sea en el plano físico/natural o en el metafórico/emocional.  

NOTA 2: Este texto pertenece a mi poemario Lo peor. Puedes comprarlo aquí en e-book y aquí en papel para apoyar mi trabajo.

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