23/11/24

Breves apuntes sobre el corpus narrativo de Miguel Delibes

Resulta complicado determinar con precisión cuántas historias, de entre las que escribió Miguel Delibes, pueden ser categorizadas como novelas y cuántas como relatos. Las proporciones dependerán de cómo consideremos un pequeño conjunto de narraciones fronterizas. 

Así. es seguro que Delibes publicó, como mínimo, 20 novelas, que serían las siguientes:

  1. La sombra del ciprés es alargada.
  2. Aún es de día.
  3. El camino.
  4. Mi idolatrado hijo Sisí.
  5. Diario de un cazador.
  6. Diario de un emigrante.
  7. La hoja roja.
  8. Las ratas.
  9. Cinco horas con Mario.
  10. Parábola del náufrago.
  11. El príncipe destronado.
  12. Las guerras de nuestros antepasados.
  13. El disputado voto del señor Cayo.
  14. Los santos inocentes.
  15. Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso.
  16. El tesoro.
  17. Madera de héroe.
  18. Señora de rojo sobre fondo gris.
  19. Diario de un jubilado.
  20. El hereje.
Por otro lado, también es seguro que publicó 29 relatos, que serían:
  • Del libro La partida: «El refugio», «Una peseta para el tranvía», «El manguero», «El campeonato», «El traslado», «El primer pitillo», «La contradicción», «En una noche así» y «La conferencia».
  • Del libro La mortaja: «El amor propio de Juanito Osuna», «El patio de vecindad», «El sol», «La fe», «El conejo», «La perra», «Navidad sin ambiente» y «Las visiones».
  • Del libro Tres pájaros de cuenta y tres cuentos olvidados: «El otro hombre», «La vocación», «Bodas de plata», «La grajilla», «El cuco» y «El cárabo».
  • Otros relatos: «La bruja Leopoldina», «Envidia», «El duro», «La broma», «La barbería», «La milana».

Ahora bien, las cifras definitivas dependerán del género que le asignemos, por un lado, al libro Viejas historias de Castilla la Vieja y, por otro, a las narraciones «La partida», «La mortaja», «El loco», «Los nogales» y «Los raíles».  

Con respecto a la primera cuestión, no me veo capaz de decir mucho y me limitaré a reflejar lo que opinaron algunos expertos. Gonzalo Sobejano no incluyó Viejas historias de Castilla la Vieja entre los libros de relatos de Delibes, mientras que los editores del volumen Viejas historias y cuentos completos y la Fundación Miguel Delibes, sí que lo hicieron. Por su parte, Ramón García Domínguez en principio no se posiciona pero después dice que Delibes publicó veintinueve cuentos, lo que implica que no considera como tales a los capítulos de Viejas historias de Castilla la Vieja, sino como partes de una novela, igual que Sobejano. 

En cuanto a la segunda cuestión, considero que, por su extensión de entre 4000 y 9500 palabras, las narraciones «Los nogales», «La partida» y «La mortaja» no pueden llegar a considerarse novelas breves sino relatos extensos. Por su parte, «Los raíles» y «El loco» sí que permitirían debate al respecto dadas sus extensiones de unas 15000 y 19000 palabras. Esta dificultad no pasó desapercibida para Delibes y así y se lo comentó a Ramón García Domínguez: «hay ciertos relatos míos que resulta difícil clasificarlos: si como cuentos largos o novelas cortas. La mortaja, por ejemplo. O El loco, o Los raíles…».

En definitiva, ante la imposibilidad de determinar si Viejas historias de Castilla la Vieja es una novela o un conjunto de relatos, y de dilucidar si «Los raíles» y «El loco» son relatos extensos o novelas breves, considero que la única conclusión certera a la que podemos llegar es a que Delibes publicó entre 20 y 23 novelas, y entre 32 y 51 relatos, que, en cualquier, caso darían un total de entre 55 (23 novelas + 32 relatos) y 71 (20 novelas + 51 relatos) narraciones. 

Ahora bien, todo este asunto podría complicarse si tenemos en cuenta que el vallisoletano poseía una opinión ambigua respecto a las narraciones breves, pues, por un lado, veía «más mérito en escribir breve que largo, en encerrar en diez folios una historia cabal sin necesidad de estirarla porque sí» y por otro consideraba que una «novela, breve o larga, es algo más complejo». Pero resulta interesante que Delibes, más que atendiendo a la extensión, diferenciaba los dos géneros narrativos precisamente en función de su complejidad, de tal forma que el cuento sería una historia lineal y simple mientras que en una novela se entrecruzarían historias y personajes. Tal vez de esto podríamos concluir que pudiera darse una obra A de una extensión menor que otra B, pero que debido a la complejidad en cuanto a historias y personajes, llegase a considerarse A como novela breve y B como relato extenso. 

En cualquier caso, resulta curioso que Delibes se alejase del cuento después de los años sesenta, ya que en 1993 declaró que este género constituía su «espacio literario natural», debido a la importancia que otorgaba a los personajes, pues, cuanto más breve es la narración, mayor papel juegan, de tal forma que en el cuento «basta una viñeta sensible del personaje central para imprimir a la narración un hálito de vida». Es probable que Delibes no se animase a escribir más cuentos por dos motivos. El primero, que el desarrollo de su carrera como novelista le fuese aportando la holgura económica necesaria para no tener que depender de la publicación de cuentos en revistas [1] y, el segundo, que sus novelas en general tenían una extensión lo bastante breve como para sentirse cómodo con ellas [2]. 



NOTAS

[1] Delibes explicó que recurría a los cuentos porque estaban bien pagados y se cobraban pronto, sin esperar a liquidaciones de derechos de autor.

[2] «no me digas que algunas de mis novelas no son narraciones notablemente… breves, al menos para lo que tradicionalmente se considera una novela», le dijo a Ramón García Domínguez.


BIBLIOGRAFÍA
  • DELIBES, M. (2007). Viejas historias y cuentos completos. Palencia: Menoscuarto. 
  • GARCÍA DOMÍNGUEZ, R. (2020). Miguel Delibes de cerca. Barcelona: Destino. 
  • SOBEJANO, G. (1984). «Introducción». En La Mortaja, Delibes, M., 11-66. Madrid: Cátedra.

8/11/24

Post mortem

Avanzó atravesando la calma solemne del templo mientras la voz del sacerdote reverberaba ceremoniosa: «La vida no termina con la muerte, no tengamos miedo…». Se aproximó a Daniel, de apenas ocho años, y le abrochó el cordón de un zapato. Luego, acercó su mano al hombro de Marta, que lloraba desconsolada; tras unos segundos de agotador esfuerzo, logró imbuir algo de sosiego en su corazón. Entonces, se llegó hasta el ataúd. 

«Dios mío, qué desastre de maquillaje» pensó, divertido. 

De camino a casa, anduvo reflexionando. ¿Quién podía haber imaginado que sería obligatorio trabajar después de morir? Aunque, bien pensado, ¿qué mejor empleo desempeñar que el de ángel guardián de tu propia familia?

Esta historia forma parte de mi libro PULSACIONES, 99 MICRORRELATOS DE INFARTO. Puedes comprarlo en este enlace



2/11/24

Registro de canciones halladas en libros

Desde hace años, vengo buscando y escuchando todas las canciones que me encuentro durante mis lecturas. Me encantan las relaciones intertextuales (por ejemplo, cuando en una novela hablan de otra novela) pero también las interdiscursivas (por ejemplo, cuando en una novela hablan de un cuadro) y precisamente estas, las que se dan entre música y literatura, me resultan de lo más fascinantes, ya que hablamos de dos artes altamente disfrutables. 

Así pues, a partir de ahora voy a ir llevando en este artículo un registro de todas esas canciones que la literatura decida regalarme (trataré de localizar unas cuantas que descubrí en el pasado y que ahora mismo no estoy seguro de de dónde salieron). 

Podéis escuchar todas estas canciones en la siguiente lista de Spotify que he creado, la cual puede estar incompleta si en aquella plataforma faltan algunos temas, pero que normalmente contendrá más elementos, puesto que es más rápido añadirlos allí que aquí. 

(EN CONSTRUCCIÓN PERMANENTE)

When It's Sleepy Time Down South, de Wynton Marsalis 

Esta joya es un arreglo de un clásico del jazz llevado a cabo por el prestigioso trompetista Wynton Marsalis. Gonzalo Calcedo menciona a este músico en uno de sus maravillosos relatos, titulado Mal de mer, y que forma parte de su último libro publicado hasta la fecha, La chica que leía El viejo y el mar. La canción en sí no aparece en el cuento, la he elegido porque es la más reproducida en Spotify (este será más o menos el procedimiento que seguiré para aquellos libros que mencionen a un músico pero no una canción concreta). 

I am the walrus, The Beatles 

Hallada en el relato «Menos que un zombi», de Douglas E. Winter, el cual forma parte del maravilloso volumen El libro de los muertos. Esta canción, que es una de mis menos favoritas de la banda de Liverpool (la odio) es versionada dentro de la historia por un grupo llamado Tres en un club donde los chavales protagonistas acaban de vivir una de las escenas más locas que yo haya leído: el visionado de una película snuff en la que torturan brutalmente a una zombi. 

Black Light Trap, Shriekback

Hallada en el mismo relato que la anterior, este oscuro tema post-punk experimental simplemente suena de fondo en el club donde los chicos presenciaran la dantesca película mencionada. Sin embargo, parece improbable que el autor la haya elegido al azar o tan solo porque su atmósfera quedaría bien en un lugar tan bizarro. Y es que, la letra del tema, muy enigmática, hermética y surrealista, puede servir para lanzar guiños a la trama, no solo por el título, «trampa de luz negra», sino por fragmentos como «el desastre imperial en su furioso declive», «el aire está denso con el olor a decadencia» o «en el corazón de la ciudad, una sociedad secreta». Si leéis el relato comprenderéis a qué me refiero.

Children of God, Swans

También en el mismo relato, aparece al principio, al mencionarse que la pandilla estuvo en un concierto de esta banda de rock experimental y que uno de los chicos se estaba meando en mitad de este temazo denso y oscuro como la sangre. Como puede verse, aparece mucha música en la historia y es que al parecer es una seña del autor las referencias constantes a la cultura popular. De hecho, el propio relato es una especie de parodia-homenaje de la novela Menos que cero, de Bret Easton Ellis, el autor de American psycho

Tight Fittin´Jeans, Conway Twitty

Cambiamos de relato, más no de libro, para adentrarnos en el memorable Un triste último amor en el bar de los malditos, de Edward Bryant, uno de mis favoritos de esta antología. Esta historia es también bastante musical, al desarrollarse en un bar-restaurante de carretera. La canción country tan pegadiza que os presento no aparece explícitamente en el cuento, sino que el antagonista, un psicópata y maniaco sexual, pide a la protagonista, una bellísima camarera, que quite la canción que está sonando, de la que hablaremos en seguida, y que ponga algo de Conway Twitty, que es cojonudo. Esto me generó curiosidad y decidí buscar uno de sus temas y creo que este va muy bien, pues en su letra el cantante elogia los encantos de una mujer vestida con unos ajustados vaqueros a la que conoció en un bar. 

Sweet Jane, The Velvet Underground y Happy boy, The Beat Farmers

En el mismo relato, se nos informa de que en un momento dado suena en la radio la versión de Sweet Jane perteneciente a un grupo llamado The Beat Farmers. Sin embargo, como no he podido encontrar dicha versión, os ofrezco la propuesta original perteneciente a los famosísimos The Velver Underground y, para no quedarnos con la duda, también la canción con más reproducciones de The Beat Farmers, un tema humorístico que contiene una cualidad extremadamente original que me ha dejado un poco loco: un solo de... gárgaras. 

Crazy Lemon, Joe Ely

Terminando ya con el relato de Bryant tenemos esta curiosa canción que narra las aventuras de Limón Loco, un delincuente que roba un camión de cerveza, que trafica con «aspirinas» y que en definitiva siempre anda viviendo su libertad huyendo de las autoridades.

Varias canciones en Saxofón, de Nicholas Boyle

Este fue uno de los relatos que menos me gustó de El libro de los muertos. Ambientado en el apocalipsis zombi pero al otro lado del telón de acero, nos ofrece un confuso maremágnum de bandas criminales y muertos que no pierden la conciencia. Realmente no recuerdo o no entendí muy bien la trama pero, como se puede adivinar por el título, es un relato muy musical que señala un puñado de buenas canciones que voy a enlazar sin más, pues no puedo aportar ningún comentario valioso. 

These Foolish Things (Remind Me of You), Nat King Cole. Esta balada melancólica compuesta entre tragos de café y vodca relata una infinidad de cosas que al cantante le recuerdan a su amor prohibido, como columpios, el sonido de un piano, un parque por la noche, el gemido de los vapores o el aroma ardiente de las hojas.  

Anthropology, Elvin Jones. Animada canción de jazz instrumental. 

St. Thomas, Sonny Rollings. Alegre pieza de jazz instrumental cuya melodía se basa en una canción folclórica de las Bahamas. 

You don´t know what love is, Dinah Whashington. Balada jazz estándar que explora el dolor y la melancolía del amor perdido. La letra describe cómo el amor verdadero solo se comprende cuando se ha experimentado la pérdida y el dolor de la separación. Esta versión de la canción se considera una de las interpretaciones definitivas y un testimonio del increíble talento de Dinah Washington como vocalista de jazz.


I found a new baby, 

Now´s the time, Charlie Parker Quartet


Mack the knife, Bobby Darin. En Smargasbord, en Aquí empieza nuestra historia, Tobías Wolff.

Don´t think twice, it´s all right, Bob Dylan, en Dos chicos y una chica, Aquí empieza nuestra historia, Tobías Wolff.

Born to lose, Ray Charles, en Dos chicos y una chica, Aquí empieza nuestra historia, Tobías Wolff.

Oh, pretty woman, Roy Orbison en Dos chicos y una chica, Aquí empieza nuestra historia, Tobías Wolff.

Come softly to me, The Fleetwoods, en Dos chicos y una chica, Aquí empieza nuestra historia, Tobías Wolff.

I pagliacci, ópera. en Dos chicos y una chica, Aquí empieza nuestra historia, Tobías Wolff.

South pacific. Película musical, en Héroes del aire, Aquí empieza nuestra historia, Tobías Wolff.

I´ll take you home again, Kathleen, Victor Young, El mentiroso, Aquí empieza nuestra historia, Tobías Wolff.

Stars fell on Alabama. Ella Fitgerald. En Polvo, Aquí empieza nuestra historia, Tobías Wolff.


Let me call you sweetheart, Bing Crosby, en El periodo azul de Daumier Smith, 9 cuentos, Salinger


Plastic Jesus, Tia Blake. En El día de la mariposa, en Danza de las sombras, Alice Munro. 

May the circle be unbroken, Spacemen 3. En La hora de la muerte, en Danza de las sombras, Alice Munro. 

It is no secret, what God can do?, Elvis Presley. En La hora de la muerte, en Danza de las sombras, Alice Munro. 

Danse macabre, Camille Saint-Saens. En Mejor el remedio, en Danza de las sombras, Alice Munro. 

Ballerina, Nat King Cole. En Mejor el remedio, en Danza de las sombras, Alice Munro. 

Slow boat to China, Jenie Luvv. En Mejor el remedio, en Danza de las sombras, Alice Munro.