Dejadme sentir las lágrimas de la derrota
y la frustración de la pérdida.
Dejadme dormir.
Dejad que me refugie en la inconsciencia.
Dejad que me proteja de la vida y de los sueños,
de la mentira,
de las ganas de seguir adelante.
Dejadme en paz.
Guardaos vuestras palabras de ánimo
y vuestras frases motivadoras.
Guardad para vosotros todo ese montón de nada
si es que creéis que sirve para algo.
Dejadme.
No importunéis mi descanso.
No os creáis con derecho a quebrantar mi aislamiento.
Dejadme en paz.
No molestéis.
NOTA: Este texto pertenece a mi poemario Lo peor. Puedes comprarlo aquí en e-book y aquí en papel para apoyar mi trabajo.
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