27/10/19

Paciente (microrrelato con prólogo pensado a partir de dos disparadores creativos)

PRÓLOGO

A veces puede resultar conveniente que, en caso de quedarnos sin ideas sobre las que escribir, utilicemos lo que llaman disparadores creativos. Yo lo he hecho en varias ocasiones y quería mostraros este microrrelato en el que me serví de dos de ellos. El primero consiste en elegir una frase al azar de un libro cualquiera. En mi caso, fue una de El proceso, de Kafka, y es la que abre mi texto. A partir de ahí empecé a escribir dejándome llevar, es decir, no "con mapa", sino "con brújula", que es mi modo favorito. En un momento dado, decidí usar el disparador de las noticias jodidas, como yo lo llamo, que consiste en buscar un suceso impactante o seleccionar alguno de una lista que hayamos ido confeccionando con anterioridad (lo recomiendo). Así, metí varias noticias, no como elementos de la trama, sino como parte de la programación que el protagonista veía en el televisor del hospital, un modo de dar a mi relato un toque más estrafalario (Chejov no aprobaría esta actitud, pues decía que si en el relato aparece una soga, al final el protagonista tenía que colgarse de ella). 

Si os interesa este tema, podéis leer un artículo que escribí para este blog y que se titula SIETE TRUCOS CON LOS QUE OBTENER IDEAS PARA ESCRIBIR


PACIENTE

Esta joven enfermera… no sé, parece sentirse atraída por mí.
―Ey, chica, eres muy guapa―le digo.
Ella me ignora y sigue a lo suyo.
―Si vamos a ser amigos, podrías traerme morfina.
La muchacha me mira con cara de mala leche y dice:
―Eso sería ilegal.
―Isi sirii iliguil ―me burlo.
―¡Váyase a la mierda! ―grita, y se marcha dando un portazo. 
Ay, qué guapa es.
Ayer mi padre me trajo tabaco de extranjis cuando vino a visitarme. Es un buen padre, aunque no tanto como yo. Enciendo un cigarrillo y a las pocas caladas aparece el tipo de seguridad.
―¡Está prohibido fumar en las habitaciones!
―Lo siento, agente, no lo sabía.
―¡Es la tercera vez que vengo! ¡A la próxima será expulsado del hospital!
Se marcha dando un portazo. La gente por aquí anda muy cabreada con la vida. No sé qué les pasa. Deberían alegrarse de no estar en mi pellejo. Tengo la pierna rota. No puedo fumar. No puedo conseguir morfina. Cualquiera diría que estoy en el infierno. Al menos me libro de ir al trabajo, eso sí, eso está bien.
Pongo la tele. En el telediario dicen que unos hinchas brasileños decapitaron a un árbitro que previamente había apuñalado a un jugador durante un partido de fútbol. También cuentan que un hombre murió tras mantener relaciones sexuales con un espantapájaros. También informan de que mañana va a llover. Apago la tele.
―¡Enfermera! ¿Dónde estás?―grito desesperado― ¡Vuelve, por favor! ¡Te necesito! ¡Creo que me he enamorado de ti!

Esta historia forma parte de mi libro PULSACIONES, 99 MICRORRELATOS DE INFARTO. Puedes comprarlo en este enlace



No hay comentarios:

Publicar un comentario